martes, 24 de junio de 2025

EL GOBERNANTE ( RESCATANDO A MAQUIAVELO EN LA ESPAÑA DE 2025), por XAVIER VALDERAS

"EL PRINCIPE", por Nicolás Maquiavelo.

(Para acceder al libro, cliclear en la frase de encima, o en la imagen que se observa a continuación): 




Acabo de leer el libro de Nicolás Maquiavelo "El Príncipe", que se escribió dentro del contexto social-político y económico de la época del Renacimiento, y he querido inspirarme en él para trasladarlo a la actual España de 2025, como si yo mismo fuera un Maquiavelo del siglo XXI. Así que me pongo a escribir el libro con el título de "El Gobernante", inspirado y teniendo de referente el propio libro de Nicolás Maquiavelo ( "El príncipe") y sus escritos con los que da a entender la gobernanza, sus consejos y recomendaciones, porque hoy en día no tendría sentido llamarlos "príncipes" a los que ostentan el poder, o "principados" a lo que son los actuales estados. Este libro quiso ser el humilde regalo de Nicolás Maquiavelo a su señor, su gobernante, su Príncipe renacentista que era Lorenzo de Médicis llamado "El Magnífico". Me baso en su libro, me pongo en la piel de Nicolás Maquiavelo, y como si fuera él mismo viviendo en estos mismos momentos, me pongo a escribir lo más destacado de decir, como hizo con su libro, en este caso con los comentarios ya actualizados en la España de 2025 y el mundo que le rodea. Escribo, mejor dicho reescribo lo que imagino que hubiera escrito Nicolás Maquiavelo si viviera en la España de 2025. Sé que esto terminará siendo un libro o ensayo de política ficción. Dicho esto, empiezo ya: 

LORENZO DE MÉDICI

EL GOBERNANTE

Dedicatoria

A Su Excelencia, Don Pedro Sánchez Pérez-Castejón, Presidente del Gobierno de España. ( Igual podría ser dirigido a Santiago Abascal, Isabel Díaz Ayuso, o Alvise Pérez, entre cualquiera de los más renombrados políticos de actualidad). (No pondría a Alberto Núñez Feijóo, por considerarlo traidor e indigno, pues quiso imponer la vacunación obligatoria so pena de multas de 600.000 euros a quien se negara -que el Tribunal Constitucional declaró ilegal-, o que se quitara de la circulación a los coches de más de diez años sin antes someterlo a la opinión pública y al debate, con el enorme daño que supondría contra las clases más modestas que son la mayoría del pueblo español, por muy maquiavélicas que hubieran resultado sus decisiones para atajar una pandemia de la que no había ni información ni remedio seguro con las vacunas y lo que hacer sustituir por la fuerza los vehículos de carburante por los eléctricos para cumplir con los objetivos de la Agenda 2030 -en muchísimos aspectos tiránica para el conjunto de los ciudadanos-). 

Repito:  A Su Excelencia: 

En los anales de la historia, pocos hombres han demostrado la capacidad de navegar las tempestades políticas con la astucia y la resiliencia que Vuestra Excelencia ha exhibido. En un tiempo donde la fortuna parece caprichosa y la virtud se mide por la capacidad de adaptación, su trayectoria es un testimonio vivo de que el poder no es un don estático, sino una conquista diaria. Esta obra, concebida desde la observación desapasionada de la realidad española de 2025, busca desentrañar los mecanismos del poder en nuestra era, ofreciendo un espejo, no de lo que debería ser, sino de lo que es. Que estas páginas le sirvan no como un elogio, sino como una herramienta para comprender mejor el complejo arte de gobernar en una nación tan vibrante como fragmentada. Aunque defectos sé que tiene, pues no ha sido demasiado inteligente ni acertada su forma de llevar la política que ha derivado en corrupción, crispación social, fragmentación del país, inseguridad ciudadana, delincuencia, inmigración ilegal, violación de la propiedad y de la integridad física, entre muchas cosas cuestionables. Pero como decía Maquiavelo, los gobernantes tienden a preferir más que les digan la verdad, la realidad, a que los adulen, y en esto esto y en esta introducción. 

Sin embargo, puestos a emular a Maquiavelo, se lo escribo como él mismo diría: con el más sincero reconocimiento de su virtud política,

Un humilde observador.

Prólogo: La España de 2025, un lienzo para el Gobernante

En un tiempo donde las certezas se desvanecen como el rocío matutino y la verdad se moldea a capricho del algoritmo, el arte de gobernar ha mutado. Aquellos principios inmutables que Nicolás Maquiavelo desgranó con pluma afilada en su Florencia renacentista, sobre cómo adquirir, mantener y consolidar el poder, resuenan hoy con una vigencia inquietante en la España de 2025, aunque de una forma distinta. Este tratado no es una utopía moralizante, sino una guía cruda y sin idealismos, destinada a aquellos que, con ambición y pragmatismo, aspiran a dirigir los designios de nuestra nación, igual como era el propósito del propio Maquiavelo.

Maquiavelo, en su tiempo, entendió que la política no se rige por los preceptos de la ética cristiana, sino por la implacable lógica de la necesidad. Su máxima, "es mejor ser temido que amado, si no se pueden ser ambas cosas" (que seguro sé inspiró en una famosa frase del emperador romano Calígula), encuentra su eco en la España contemporánea: "es mejor ser respetado en las urnas que adorado en Twitter". La virtud, para el florentino, era la habilidad del príncipe para adaptarse, para ser zorro ( astuto y engañoso) y león ( fuerte y decidido); hoy, en España, esa virtud se manifiesta en la capacidad de forjar coaliciones imposibles, de dominar el relato en la vorágine digital y de capear crisis económicas con la astucia del tahúr, sin dejar de estar comunicado con el pueblo. La fortuna, ese río desbordado que arrastra todo a su paso, sigue siendo un factor ineludible, pero el gobernante sagaz sabe construir diques y reparos para mitigar sus embates, y sin olvidar como decían los antiguos romanos que "la fortuna favorece a los audaces".

España en 2025 es un crisol de desafíos y oportunidades, un campo de batalla donde la polarización política ha alcanzado cotas insospechadas. Los ecos de la Guerra Civil, aunque lejanos, se perciben en la fragmentación ideológica que divide a la sociedad entre izquierda y derecha, aparte de que hoy queda mejor definido que entre globalistas (partidarios de la Agenda 2030 y de la invasión inmigrante descontrolada para esparcir el malestar social) y patriotas que desean prevalecer su identidad y cultura, así como la soberanía de sus naciones. La economía, lastrada por un desempleo persistente, una deuda pública creciente sin parar y la sombra de la inflación, exige decisiones audaces, a menudo impopulares, pero al final siempre es bueno hacer lo correcto porque es lo que conlleva prosperidad y libertad. Las tensiones territoriales, especialmente el independentismo catalán y vasco, continúan siendo una herida abierta que requiere mano firme y cintura política, aunque ese movimiento sin fundamento histórico y hasta plagado de fanatismo, cada vía va enfriando más entre una ciudadanía que se está hartando de tonterías políticas en las que no notan ninguna mejora en sus vidas, sino todo lo contrario. Y sobre todo ello, la tecnología, con la inteligencia artificial y las redes sociales, ha redefinido la percepción pública, la seguridad y hasta la propia concepción de la libertad individual. Ya no estamos en el Renacimiento de Maquiavelo. 

Este libro es un espejo de esa realidad, un manual para el gobernante que no teme mirar la política a los ojos, por muy cruda que esta se presente. Es un compendio de estrategias basadas en la eficacia, en la observación empírica y en la historia reciente de nuestra propia nación. Porque, como bien sabía Maquiavelo, el fin de la estabilidad del Estado justifica los medios, siempre que estos no conduzcan a la ruina del propio gobernante.



Índice

Prólogo: La España de 2025, un lienzo para el Gobernante Dedicatoria

Introducción: El Arte de Gobernar en la España del Siglo XXI

I. De los Tipos de Gobiernos y la Adquisición del Poder 

Capítulo I: De las Distintas Clases de Gobernante y las Formas de Adquirir el Poder en la España de 2025 

Capítulo II: De los Gobiernos Hereditarios y la Estabilidad Dinástica en la Monarquía Parlamentaria Española 

Capítulo III: De los Gobiernos de Coalición: Desafíos y Oportunidades en la Fragmentación Parlamentaria

 Capítulo IV: Por Qué Ciertos Gobiernos, una Vez Adquiridos, Permanecen Estables o Sucumben: El Caso Español 

Capítulo V: Cómo Gobernar Regiones y Ciudades Acostumbradas a Sus Propias Leyes y Sentimientos Identitarios 

Capítulo VI: De los Gobernantes que Adquieren el Poder por Virtud Propia y Talento Personal en la Era Digital 

Capítulo VII: De los Gobernantes que Llegan al Poder por Fortuna o con Apoyo Ajeno: Riesgos y Estrategias 

Capítulo VIII: De Aquellos que Alcanzaron el Poder por Medios Cuestionables: La Crueldad Necesaria en la Política Contemporánea 

Capítulo IX: Del Gobierno Civil: El Apoyo del Pueblo o de las Élites en la Democracia Española 

Capítulo X: Cómo Medir las Fuerzas de un Gobierno: Resiliencia Económica y Cohesión Social 

Capítulo XI: De los "Principados Eclesiásticos" Modernos: La Influencia de la Unión Europea y Organismos Supranacionales

II. De la Seguridad y la Gestión de Crisis 

Capítulo XII: De las Distintas Clases de "Milicias" y la Gestión de la Seguridad Ciudadana 

Capítulo XIII: De las "Tropas Auxiliares y Mixtas": La Dependencia de Alianzas Internacionales y la Ciberseguridad 

Capítulo XIV: De los Deberes del Gobernante para con la "Milicia Digital": Ciberdefensa y Gestión de la Desinformación

III. De las Cualidades del Gobernante 

Capítulo XV: De Aquellas Cualidades por las Cuales los Gobernantes son Alabados o Censurados en la España de Hoy 

Capítulo XVI: De la "Prodigalidad" y la "Avaricia" en la Gestión Económica del Estado 

Capítulo XVII: De la "Crueldad" y la "Clemencia": ¿Es Mejor ser Temido o Amado en la Política Española? 

Capítulo XVIII: De Qué Modo los Gobernantes Deben Cumplir sus Promesas en la Era de la Post-Verdad 

Capítulo XIX: De Qué Modo Debe Evitarse ser Despreciado y Odiado por el Pueblo y las Élites

IV. De las Estrategias Específicas para el Mantenimiento del Poder 

Capítulo XX: Si las "Fortalezas" Modernas, y Otras Estrategias, Son Útiles o No 

Capítulo XXI: Cómo Debe Comportarse un Gobernante para ser Estimado en la Esfera Internacional y Nacional 

Capítulo XXII: De los "Secretarios" y Asesores del Gobernante: La Importancia de la Lealtad y la Competencia en la Administración Pública 

Capítulo XXIII: Cómo Huir de los "Aduladores" y la Burbuja del Poder Digital 

Capítulo XXIV: Por Qué los Gobernantes de España Pierden el Poder: Lecciones de la Historia Reciente 

Capítulo XXV: Del Poder de la Fortuna en la Política Española y los Medios para Oponérsele 

Capítulo XXVI: Exhortación a la "Redención" de España: Un Llamado al Gobernante Audaz

Conclusión: El Legado del Gobernante en la España del Mañana Epílogo: La Esperanza en la Estabilidad



Introducción: El Arte de Gobernar en la España del Siglo XXI

La España de 2025 se presenta como un laboratorio político, un crisol de fuerzas centrífugas y centrípetas donde el gobernante, más que nunca, debe dominar el arte de la navegación. Este manual no pretende ofrecer recetas morales, sino estrategias prácticas para adquirir, mantener y consolidar el poder en un contexto de polarización ideológica, desafíos económicos y una omnipresente esfera digital. La era de los ideales utópicos ha quedado atrás; la realidad exige pragmatismo, astucia y una comprensión profunda de la naturaleza humana en su vertiente más política, sin olvidar que el más sagrado de los derechos del ciudadano es la libertad.

El gobernante moderno debe reconocer que la política, en esencia, sigue siendo un juego de poder, como nos recuerda la conocida serie televisiva "Juego de Tronos". Las herramientas han cambiado, los escenarios se han transformado, pero la ambición, el miedo y la búsqueda de influencia permanecen inalterables. En este sentido, la sabiduría de Maquiavelo, despojada de sus anacronismos, se erige como una guía indispensable. No se trata de imitar al César Borgia del Renacimiento o al Papa Alejandro VI, sino de comprender la lógica que subyace a sus acciones y aplicarla a los desafíos que plantean en España sus actuales protagonistas políticos como Pedro Sánchez, Isabel Díaz Ayuso o Santiago Abascal. La "virtud" ya no es la bondad intrínseca, sino la capacidad de adaptación y la eficacia en la consecución de objetivos, en este mundo cada vez más digitalizado en que la información viaja a la velocidad de la luz y los datos así como los conocimientos no dejan de actualizarse, lo cual se exige ser de un nivel muy superior a cuanto lo eran los políticos del pasado. La "fortuna", la favorita de los audaces como decían los antiguos romanos, no es solo el capricho del destino, sino también la irrupción de una pandemia o una DANA devastadora, fenómenos que exigen una respuesta rápida y contundente, más allá de cualquier previsión, aunque hemos llegado en unos tiempos de voracidad informativa que se sabe que tanto la epidemia como las inundaciones fueron algo provocado y con ello conlleva culpables que tienen que rendir cuentas ante los ciudadanos que son los que más sufrieron las consecuencias de decisiones irresponsables cuando no carentes de sentido común. .

El presente tratado se sumerge en las complejidades de la España actual, desde la fragmentación parlamentaria que obliga a pactos inestables que terminan saliendo muy caros al conjunto de la ciudadanía, hasta las tensiones territoriales que amenazan la cohesión nacional, pese a tener el paraguas de La Constitución que garantiza la unidad de España. Se analizará el impacto de la Unión Europea ( que desde luego no ha sido ni favorable ni positivo para España) y otras potencias globales en la soberanía y las decisiones internas, así como la creciente influencia de la tecnología, desde la inteligencia artificial ( no exentas de censuras y otras limitaciones) hasta las redes sociales, en la formación de la opinión pública y el control ciudadano. El objetivo es proporcionar al gobernante una visión desapasionada de los mecanismos del poder, ofreciendo ejemplos concretos de la política española reciente para ilustrar cada principio. Solo comprendiendo la "verdad efectiva de la cosa", y no sus idealizaciones o vendiendo el relato que imponen los jefes ocultos en la sombra de los actuales políticos, podrá el gobernante asegurar la estabilidad y la prosperidad de su Estado.





I. De los Tipos de Gobiernos y la Adquisición del Poder

Capítulo I: De las Distintas Clases de Gobernante y las Formas de Adquirir el Poder en la España de 2025

Todos los Estados, todas las dominaciones que han ejercido y ejercen soberanía sobre los hombres en la España de 2025, pueden clasificarse, a los efectos de este tratado, en "principados" modernos. Estos no son ya ducados o repúblicas al modo florentino del tiempo de Maquiavelo, sino el Gobierno Central, las Comunidades Autónomas, los Ayuntamientos, los Consejos Comarcales, y las instituciones europeas que nos sustraen competencias o soberanía, entre otras. Cada uno presenta sus propias dinámicas para la adquisición del poder, si bien el fin último —la dominación y el control— es el mismo.

La vía más común para adquirir el poder es la electoral, un campo de batalla donde la "virtud" del candidato se mide por su capacidad de conectar con el demos y su "fortuna" por el vaivén de la opinión pública. Sin embargo, la fragmentación parlamentaria, una característica definitoria de la política española reciente, ha elevado a las coaliciones a la categoría de método principal para la formación de gobierno. Ya no basta con ganar, hay que saber pactar. El gobernante debe ser un maestro en el arte de la negociación, cediendo en lo superfluo para asegurar lo esencial, y manteniendo siempre un ojo en la lealtad de sus aliados, que hoy son socios y mañana pueden ser rivales. Con 17 comunidades autónomas, cada uno funcionando como un reino o una república de taifas, los intereses políticos suelen ser muy egoístas, y por tanto para el ciudadano el coste le sale mucho más caro, que si el país fuera una sola comunidad, y no las 17 actuales que conforman todo este territorio llamado España. 

Los "golpes mediáticos" y la gestión de la percepción pública en la era de las redes sociales son otra forma de adquisición de poder, o al menos de su consolidación, lo que ha llevado a que todo político y gobernante que se precie, tenga su presencia y espacio en cada una de las más destacadas redes sociales. Un escándalo bien orquestado o una campaña de desinformación pueden erosionar la autoridad de un adversario o catapultar la imagen de un aspirante. El gobernante que no domine este arte, que no sepa proyectar una imagen de fortaleza, cercanía o integridad, incluso si implica manipulación, estará en desventaja. La opinión pública, voluble y efímera, es un terreno fértil para la siembra de adhesiones o el cultivo del desprecio, aunque esta opinión pública siempre quiere que le digan la verdad, la realidad, que es ya de sí la recomendación que hacia el propio Nicolás Maquiavelo a los príncipes.




Capítulo III: De los Gobiernos de Coalición: Desafíos y Oportunidades en la Fragmentación Parlamentaria

Los "principados mixtos" de Maquiavelo, aquellos que se agregan a un conjunto anterior, encuentran su analogía en los gobiernos de coalición de la España de 2025. La fragmentación parlamentaria ha convertido la formación de gobierno en un complejo ejercicio de aritmética y negociación, donde la estabilidad es una quimera y la lealtad de los socios, un bien escaso. Claro que la mayoría absoluta, buena para ciertas cosas, puede llegar a ser mala cuando se abusa del poder.

El gobernante que lidera una coalición se enfrenta a una dificultad inherente: debe satisfacer a sus nuevos "súbditos" (los partidos aliados) sin alienar a los propios. Los intereses de cada formación, a menudo contrapuestos, obligan a un equilibrio precario. El PSOE, el PP, Vox, Sumar, Podemos, ERC, Junts, PNV: cada uno con sus agendas, sus bases electorales y sus líneas rojas. El gobernante debe ser un maestro en el arte de la concesión y la contención, sabiendo cuándo ceder para mantener la unidad y cuándo mostrar firmeza para no ser devorado por sus propios aliados, y que las alianzas no terminen siendo injustas y muy caras de terminar pagando por parte de los ciudadanos.

La experiencia enseña que aquellos que han ayudado a conquistar el poder son los más difíciles de satisfacer, pues sus expectativas suelen ser desmedidas, como se ha visto el caso de las concesiones a Puigdemont, a ERC, al PNV, o a los antiguos etarras de Bildu. Si el gobernante no puede colmar sus aspiraciones, corre el riesgo de que se conviertan en enemigos internos, capaces de desestabilizar el gobierno desde dentro. La "virtud" en este contexto es la capacidad de gestionar las disensiones internas, de anticipar las traiciones y de construir una lealtad que trascienda los intereses partidistas, cosa históricamente muy difícil de lograr en España, aunque sí fue posible en los primeros años de la Transición con Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo-Sotelo y Felipe González. La "fortuna" puede manifestarse en una crisis externa que obligue a la unidad, o en la debilidad de los socios que impida su rebelión. Como decía el refranero, "quien mucho abarca, poco aprieta", y en una coalición, el gobernante debe saber cuándo apretar y cuándo soltar.

Tabla del Panorama Político Español 2025: Partidos y Posiciones Clave:

Partido Político

Ideología Principal

Posición sobre el Modelo Territorial

Postura Económica

Relación con la UE

PSOE

Socialdemócrata

Federalista / Autonómico

Intervencionista

Pro-europeísta

PP

Conservador

Centralista / Autonómico

Liberal

Pro-europeísta

Vox

Nacionalista / Derecha Radical

Centralista / Unitario

Liberal / Proteccionista

Euroescéptico / Crítico

Sumar

Izquierda Plural

Federalista / Autonómico

Intervencionista

Pro-europeísta

Podemos

Izquierda Radical

Federalista / Autonómico

Intervencionista

Crítico / Reformista

ERC

Independentista (Cataluña)

Independentista

Socialdemócrata

Pro-europeísta (con matices)

Junts

Independentista (Cataluña)

Independentista

Liberal

Pro-europeísta (con matices)

PNV

Nacionalista (País Vasco)

Autonomista / Soberanista

Liberal / Socialdemócrata

Pro-europeísta

Nota: Esta tabla simplifica posiciones complejas y dinámicas. Las posturas pueden variar según el contexto y las negociaciones.



Capítulo IV: Por Qué Ciertos Gobiernos, una Vez Adquiridos, Permanecen Estables o Sucumben: El Caso Español

La estabilidad de un gobierno recién adquirido, o de uno que ha experimentado una profunda transformación, depende en gran medida de su estructura y de la capacidad del gobernante para consolidar su autoridad. Maquiavelo distinguía entre principados gobernados por un príncipe absoluto y aquellos asistidos por nobles con poder propio. En la España de 2025, esta distinción se traduce en la tensión entre un gobierno central fuerte y las autonomías con amplias competencias.

Un gobierno que centraliza el poder, como el del Gran Turco en la analogía maquiavélica, es difícil de conquistar debido a su unidad, pero una vez derrocado, es relativamente fácil de mantener, ya que no existen poderes intermedios que puedan sublevarse. Por el contrario, un Estado con una fuerte descentralización, como la Francia de los nobles de Maquiavelo, o la España de las 17 Comunidades Autónomas, es más accesible para la conquista si se logra atraer a algunas de sus élites regionales, pero su mantenimiento resulta infinitamente más complejo.

La historia reciente de España lo demuestra. La Transición, liderada por Adolfo Suárez, fue un proceso de "ruptura pactada" que, si bien consolidó la democracia, también dio lugar a un Estado de las Autonomías con amplios poderes. Los gobiernos centrales, desde Felipe González hasta Pedro Sánchez, han tenido que lidiar con la ambición y las prerrogativas de los líderes autonómicos, quienes, al tener sus propios "Estados y súbditos", pueden abrir el camino a la inestabilidad o, por el contrario, ser pilares de la gobernabilidad si se les sabe contentar. El gobernante sagaz debe comprender que, en un Estado descentralizado, la lealtad se construye tanto en el centro como en la periferia, y que la cohesión territorial es tan vital como la unidad nacional. Y en esto un gobernante sagaz puede lograr esto implementando políticas justas que fomenten tanto la autonomía regional como la unidad nacional ( y lo digo considerando la vigente Constitución de 1978 ).



Capítulo V: Cómo Gobernar Regiones y Ciudades Acostumbradas a Sus Propias Leyes y Sentimientos Identitarios

Cuando un gobernante adquiere o debe gestionar territorios con "costumbres, lengua y organización diferentes", como Cataluña o el País Vasco en España, se enfrenta a un desafío mayúsculo. Maquiavelo ofrecía tres vías: destruirlos, radicarse en ellos, o dejarlos regir por sus leyes con un gobierno local leal. En la España de 2025, la primera es inviable y la segunda, a menudo, insuficiente. La tercera, por tanto, se convierte en la más pragmática, aunque plagada de dificultades, porque para ello se necesitara mucho la participación política y el diálogo constante con las instituciones regionales, poniendo mucha imaginación y procurando alcanzar acuerdos satisfactorios para las partes. Es difícil, pero puede conllevar mejora democrática. 

Dejar a estas regiones regirse por sus propias leyes, con un gobierno local leal al poder central, es la estrategia más prudente. Sin embargo, esta lealtad es frágil. Los líderes regionales, como los "nobles" de Maquiavelo, pueden ser "cabecillas de nuevos movimientos" si se sienten oprimidos o si perciben una oportunidad para aumentar su poder. La "virtud" aquí reside en el equilibrio: conceder autonomía suficiente para evitar la rebelión, pero sin permitir que el poder regional adquiera una fuerza tal que pueda desafiar al Estado, abusando de los fueros y de la parte que toca en impuestos. El gobernante debe ser un "paladín y defensor de los vecinos menos poderosos" (las regiones más leales o menos regionalistas o "separatistas"), e ingeniarse para "debilitar a los de mayor poderío" (los movimientos independentistas o más exigentes), cuidándose de que "bajo ningún pretexto, entre en su Estado un extranjero tan poderoso como él" (una influencia externa que avive el secesionismo, como aquel supuesto rumor de que el presidente ruso Vladimir Putin apoyaba tanto económicamente como con el ejército la posible independencia de Cataluña).

La gestión de la identidad y la lengua, así como la financiación autonómica, son los campos de batalla donde se dirime esta contienda. La capacidad del gobernante para encontrar un "punto de encuentro" y convencer a la ciudadanía de la necesidad de la unidad, o al menos de la convivencia, será su mayor prueba de astucia y adaptabilidad. Se deben de respetar las lenguas vernáculas, y la de todo el Estado Español que es la lengua española, porque que se prohíba la lengua nacional y se priorice la lengua vernácula, e incluso en algunos casos la lengua árabe para contentar a la inmigración musulmana, es algo que nos lleva no solo a la injusta discriminación de los ciudadanos por razón de lengua, sino a una peligrosa desfragmentación que podría llevar a una guerra civil.


 

Capítulo VI: De los Gobernantes que Adquieren el Poder por Virtud Propia y Talento Personal en la Era Digital

Aquellos que se elevan al poder por sus "armas propias y talento personal" son los que, con mayor dificultad lo adquieren, pero con menor sobresalto lo conservan. En la España de 2025, donde la política se ha profesionalizado y la imagen lo es todo, la "virtud" del gobernante se redefine como la habilidad, astucia y adaptabilidad para navegar las complejidades políticas.

La capacidad de un líder para pasar de la "nada" a la cúspide del poder, como Francisco Sforza en Milán, presupone un talento excepcional. En la política española, esto se traduce en la habilidad para construir un relato convincente, para dominar los medios de comunicación y las redes sociales, y para adaptarse a la volatilidad de la opinión pública, si es necesario comprando los medios de comunicación mediante las licitaciones de publicidad o subvenciones, puesto que la época de internet en la que se están democratizando y extendiendo todo tipo de contenidos, es cada vez más difícil que los medios de prensa y televisivos puedan hacer negocio, salvo que compitan de verdad, informen con veracidad, expliquen claramente, y ofrezcan la mayor calidad en su contenido.. Un líder con "virtud" que diría Maquiavelo es aquel que sabe cuándo ser firme y cuándo flexible, cuándo atacar y cuándo retirarse, siempre con el objetivo de consolidar su posición, en el juego de ajedrez de la política con el cual hay que prever anticipadamente cualquier posibilidad de movimientos.

La irrupción de nuevos partidos y líderes, como Vox o Sumar en su momento, demuestra que la "ocasión propicia" puede ser aprovechada por aquellos con la "virtud" necesaria. Sin embargo, la dificultad de introducir "nuevas leyes y costumbres" es inmensa, pues el innovador se convierte en enemigo de los que se beneficiaban del statu quo y solo encuentra una "amistad tibia" en aquellos que se beneficiarían de lo nuevo. El gobernante con talento personal debe estar preparado para imponer su visión por la fuerza de su convicción y de sus apoyos, pues "todos los profetas armados han triunfado, y fracasado todos los que no tenían armas". En la era digital, estas "armas" pueden ser el dominio de la narrativa, la movilización de masas a través de plataformas online o la capacidad de resistir la desinformación, lo cual requiere de una estrategia que busque decir la verdad a la ciudadanía, y con el fondo de hacer que prosperen y se sientan cada vez más libres. 



Capítulo VII: De los Gobernantes que Llegan al Poder por Fortuna o con Apoyo Ajeno: Riesgos y Estrategias

Exponía Maquiavelo que los gobernantes que alcanzan el poder "solo por la suerte" o con "armas y fortuna de otros" lo hacen con poco esfuerzo, pero con muchísimo más se mantienen. En la España de 2025, esto se manifiesta en líderes que ascienden gracias a crisis inesperadas, a la debilidad de sus adversarios o al apoyo de maquinarias partidistas o poderes fácticos ( que en el fondo esto tiene muy poco de democrático, y si tiende a crear un sistema público impregnado de corrupción y distintas parcelas de poder en manos del político o burócrata de turno, en el que también pueden incluirse sindicatos, patronales, ONG's, y diversidad de entidades clientelares).

Un ejemplo de "fortuna" en la política española reciente fue la DANA de octubre de 2024 en Valencia, relatado por el gobierno sanchista como un evento climático extremo que causó 233 víctimas mortales y daños por valor de más de 16.500 millones de euros. Una catástrofe de esta magnitud, aunque trágica, puede redefinir la agenda política, poner a prueba la capacidad de respuesta de un gobierno y, si se gestiona con "virtud", consolidar la imagen de un líder como protector del pueblo. Sin embargo, una mala gestión puede significar la ruina, y no solo por la dejadez de los políticos, fueran del PSOE o del PP, que no salieron a rescatar a los damnificados, ni mandaron ejército ni policías a su debido tiempo, ni procuraron los imperiosos socorros, sino que además impusieron su Agenda 2030 junto con el Pacto Verde desde la comisión europea, con el que se destrozaba pantanos que podían contener inundaciones, no se limpiaban ni riberas, ni campos, ni bosques, ni tan siquiera los embornales o alcantarillado. Y no solo es que no llegara debidamente la imperiosa ayuda a los damnificados de las inundaciones, sino que además se despilfarraba dinero público en inmigración ilegal, en financiar todo tipo de diversidad de programas para países extranjeros, en mandar ayuda financiera y militar a Ucrania, a la corrupción, a pagar estructuras estatales inútiles, etc... Ese tipo de actitud tan indignante y reprobable por parte de los ciudadanos, puede llevar a la caída del gobernante. Pero lo malo aquí es que las políticas que pretende impulsar el líder de la oposición Alberto Núñez Feijóo, son las mismas que las del PSOE de Pedro Sánchez: la Agenda 2030, con todo lo que supone de inmigración ilegal, pérdida de soberanía alimentaria ( quieren que se coma insectos), prohibición de circular por las ciudades si no utilizas coche eléctrico, el surtido de impuestos verdes-medioambientales, el supuesto relato del cambio climático que no respaldan ni reconocen los propios y más reputados científicos, el papel que hicieron con la supuesta pandemia del COVID-19, entre otros muchos casos.

El gobernante que llega al poder por el favor ajeno, ya sea por una coyuntura favorable o por el respaldo de un partido o una coalición, se encuentra en una posición precaria. No sabe ni puede conservar su dignidad si carece de "talento y virtudes superiores". Los "Estados que nacen de pronto... no pueden tener raíces ni sostenes que los defiendan del tiempo adverso"; salvo que quienes se han convertido en forma tan súbita en príncipes (gobernantes) se pongan a la altura de lo que la fortuna ha depositado en sus manos, y sepan prepararse inmediatamente para conservarlo, y echen los cimientos que cualquier otro echa antes de llegar al principado. Esto implica construir una base de poder propia, ganarse la lealtad de sus "milicias" (sus equipos, sus instituciones) y, si es necesario, eliminar a aquellos que le ayudaron a ascender pero que ahora representan un peligro. La "virtud" es transformar la fortuna en cimiento sólido, y la dependencia en autonomía. Estados Unidos es el caso de un Estado joven que hasta el momento ha sabido sobrevivir. 



Capítulo VIII: De Aquellos que Alcanzaron el Poder por Medios Cuestionables: La Crueldad Necesaria en la Política Contemporánea

Existen caminos hacia el poder que no se atribuyen enteramente a la fortuna o a la virtud, sino a la "perversidad y el delito". En la política española de 2025, si bien la violencia física es, afortunadamente, una excepción, los "crímenes" se manifiestan en la corrupción, el uso de la información privilegiada o la manipulación de las instituciones.

La historia reciente de España está salpicada de "casos" de corrupción que, aunque no implican la muerte física, sí suponen la "muerte" política de figuras y partidos. Casos como el "Caso Ábalos", el "Caso Begoña Gómez" o el "Caso Campus de la Justicia", iniciados o con desarrollos significativos en 2024, demuestran que el desvío de fondos públicos, el tráfico de influencias o la prevaricación son las "crueldades" modernas que un gobernante debe evitar o, si las comete, saber gestionar con astucia.

Maquiavelo aconsejaba que las "crueldades" deben aplicarse "de una sola vez por absoluta necesidad de asegurarse, y cuando no se insiste en ellas, sino, por el contrario, se trata de que las primeras se vuelvan todo lo beneficiosas posible para los súbditos". Esto, trasladado a la política actual, significa que si un gobernante debe tomar decisiones impopulares o afrontar escándalos, es preferible hacerlo con rapidez y contundencia, asumiendo el coste de una vez, para luego poder "conquistar a los hombres a fuerza de beneficios". Quien procede de otra manera, por timidez o por haber sido mal aconsejado, se verá "siempre obligado a estar con el cuchillo en la mano", con sus "ofensas continuas y todavía recientes" llenando de desconfianza a sus súbditos.



Capítulo IX: Del Gobierno Civil: El Apoyo del Pueblo o de las Élites en la Democracia Española

Un gobernante puede ascender al poder no por crímenes o violencia, sino por el "favor de sus compatriotas", dando lugar a lo que Maquiavelo denominó un "principado civil". En la democracia española, esto se traduce en la necesidad de contar con el apoyo del pueblo o de las élites, dos fuerzas contrarias que, en su choque, definen el destino del gobernante.

La polarización política en España es un fenómeno creciente, tanto a nivel ideológico como afectivo. La sociedad se divide en "tribus" con un fuerte apego a sus líderes y un rechazo visceral hacia los adversarios. El gobernante que llega al poder con el apoyo de los "grandes" (las élites económicas, mediáticas o partidistas) se mantiene con más dificultad que aquel que lo hace con el respaldo del "pueblo". Esto se debe a que las élites se consideran iguales al gobernante y son difíciles de manejar, mientras que el pueblo, al no querer ser oprimido, es más fácil de satisfacer.

Pedro Sánchez, por ejemplo, ha demostrado una notable capacidad para movilizar a su base electoral y, en momentos de adversidad, apelar directamente al "pueblo" para sortear obstáculos. Isabel Díaz Ayuso, por su parte, ha cultivado un fuerte apoyo popular en Madrid, que le ha permitido desafiar a las élites de su propio partido y consolidar su liderazgo. El gobernante debe esforzarse en conservar el afecto del pueblo, pues "de lo contrario no tiene remedio en la adversidad". Si el pueblo lo aborrece, ninguna "fortaleza" será suficiente para protegerlo. Sin embargo, también es crucial gestionar la relación con las élites, ya que, aunque pocos, son "más astutos y clarividentes" y pueden "rebelarse" si se sienten amenazados o insatisfechos. Esto significa que el gobernante, para satisfacer tanto al pueblo como a las élites, puede implementar políticas sociales populares y mantener diálogos abiertos con líderes empresariales como sería el caso de incluir programas de bienestar social y reuniones regulares con consejos económicos ( y todo esto en la medida de lo posible que no suponga coste económico o más impuestos tanto para la élite como para los ciudadanos del país). 




Capítulo X: Cómo Medir las Fuerzas de un Gobierno: Resiliencia Económica y Cohesión Social

La capacidad de un gobierno para sostenerse por sí mismo, sin recurrir a la ayuda de otros, es una medida fundamental de su fuerza. En la España de 2025, esto se traduce en la resiliencia económica y la cohesión social, los verdaderos "ejércitos" que defienden al gobernante de los ataques internos y externos.

Acorde con la tesis de Maquiavelo, un Estado fuerte es aquel que, por "abundancia de hombres o de dinero", puede levantar un ejército respetable y presentar batalla a quien quiera que se atreva a atacarlo. En el contexto actual, esto significa tener una economía robusta, capaz de generar empleo, controlar la deuda pública y gestionar la inflación.

Tabla 1: Indicadores Económicos Clave de España (2024-2025)

Indicador

Dato 2024 (Estimado/Real)

Dato 2025 (Proyección/Real)

Implicación para el Gobernante

Tasa de Desempleo

10.61% (Q4 2024)

11.36% (Q1 2025)

Desafío persistente, necesidad de políticas activas de empleo y reformas estructurales. Un paro elevado puede generar descontento y inestabilidad.

Deuda Pública (% PIB)

101.80% (Dic 2024)

103.5% (Q1 2025) / 101.00% (proyección)

Foco de preocupación para organismos internacionales, exige contención del gasto y mejora de la recaudación.

Inflación (Tasa Media Anual)

3.1% (2024)

2.3% (2025)

Impacta el poder adquisitivo de los ciudadanos y la competitividad económica. Requiere gestión monetaria y fiscal.

PIB (Crecimiento)

(No especificado, pero implícito en la mejora económica)

(No especificado, pero implícito en la mejora económica)

El crecimiento económico es fundamental para reducir la deuda y el desempleo, y para financiar los servicios públicos.

Afiliados a la Seguridad Social

(No especificado, pero se superan los 3 millones de extranjeros)

21.8 millones (primera mitad de junio)

Indicador de la salud del mercado laboral y la sostenibilidad de las pensiones.

Nota: Datos basados en la información disponible hasta mediados de 2025. Las proyecciones pueden variar.

La tasa de desempleo, que en febrero de 2025 se situó en 2.593.449 personas, la cifra más baja en 17 años para ese mes, es un indicador crucial, aunque no hay que dejarse engañar por el maquillaje de las cifras del desempleo con aquello de los fijos discontinuos y otras menudencias por el estilo. El paro real en la práctica y en la realidad acostumbra a ser el doble o más de lo que indican las cifras oficiales. Sin embargo, el aumento en el primer trimestre de 2025 al 11.36% del PIB, con un incremento de 193.700 desempleados, muestra la volatilidad del mercado laboral y la necesidad de políticas activas de empleo. La deuda pública, que alcanzó el 103.5% del PIB en el primer trimestre de 2025, es una preocupación constante que limita la capacidad de maniobra del gobernante, y esto obliga a buscar a los mejores técnicos que se empeñen en resolverlo, no con ministros derivados de pactos de gobierno entre partidos y muchos de los cuales ni son lo suficiente duchos en las materias de los ministerios que dirigen.

Un gobernante que tenga bien "fortificada" su economía y que no sea "odiado por el pueblo" difícilmente será asaltado, según Maquiavelo. La cohesión social, el sentido de pertenencia y la confianza en las instituciones son tan importantes como los números macroeconómicos. Si el pueblo se siente protegido y ve que el gobernante actúa en su beneficio, estará dispuesto a defenderlo en tiempos de adversidad. Como decía el refranero, "más vale maña que fuerza", y en la economía, la maña del gobernante para generar confianza es su mayor activo, dando ejemplo de que trabaja y está por lo correcto.



Capítulo XI: De los "Principados Eclesiásticos" Modernos: La Influencia de la Unión Europea y Organismos Supranacionales

Los "principados eclesiásticos" de Maquiavelo, aquellos que se adquieren por valor o suerte y se conservan sin el uno ni la otra, gracias a "antiguas instituciones religiosas", encuentran su analogía en la España de 2025 en la Unión Europea y otros organismos supranacionales. Su poder no emana de la fuerza militar, sino de tratados, normativas y una autoridad moral y económica que trasciende las fronteras nacionales y a la que se le ha concedido soberanía.

España, como miembro de la Unión Europea, ha cedido competencias económicas y políticas a las instituciones europeas, compartiendo su ejercicio con otros 27 Estados Miembros. La UE, como un "principado eclesiástico" moderno, ejerce una influencia considerable en la legislación, la economía y la política exterior española. La presidencia española del Consejo de la UE en el segundo semestre de 2023, con logros como la reforma del mercado eléctrico o el acuerdo para una Ley de Inteligencia Artificial, demuestra la capacidad de España para influir en este "principado", pero también su dependencia de él.

El gobernante debe comprender que, si bien la UE ofrece estabilidad y oportunidades, también impone límites y exige sacrificios. La crítica a un supuesto "cordón sanitario" hacia los grupos políticos "patriotas" que tienen en común ser anti-inmigración ilegal y anti-Agenda 2030, es un ejemplo de la tensión entre la soberanía nacional y la influencia supranacional. El gobernante sagaz debe saber cuándo alinearse con las directrices europeas para obtener beneficios, y cuándo resistir para proteger los intereses nacionales, manteniendo siempre una apariencia de lealtad al "principado" superior. Como decía el refranero, "ni tanto ni tan poco", el equilibrio es la clave. Hungría es un país muy maltratado por la Comisión europea, y los países de dicha unión sufren la invasión inmigrante descontrolada junto con la aspiradora de recursos públicos y la inseguridad que conlleva, así como se les impone el Pacto Verde que maltrata muy severamente el sector agrícola y ganadero, lo cual son cosas que no satisfacen al conjunto de los ciudadanos. Para que los ciudadanos estén contentos, no se puede ceder soberanía ni competencias, siendo otro tema la cooperación económica entre países con un libre comercio que esto es lo que hace que los países se beneficien de esta cooperación. Malo es el gobernante español que traiciona a su país y vende su soberanía para que otro gobernante o gobernanta extraña como es el caso de Ursula von der Leyen sea quien tome decisiones que afectan mucho en sus derechos, libertades, y seguridad, y además que este gobernante extraño que acapara los poderes, ni tan siquiera ha resultado elegida democráticamente ( salvo por cómo esté estructurado el Parlamento Europeo con el que muchos otros países europeos ni siquiera se sienten identificados con las políticas que deciden y ejecutan desde la llamada Comisión Europea). 




II. De la Seguridad y la Gestión de Crisis

Capítulo XII: De las Distintas Clases de "Milicias" y la Gestión de la Seguridad Ciudadana

Las "milicias" de un gobernante son los cimientos indispensables de su poder, según nuestro florentino del Renacimiento. En la España de 2025, estas milicias no son solo los ejércitos, sino también las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía Nacional, Guardia Civil), las policías autonómicas y locales, y la propia administración pública. La seguridad y la tranquilidad de los ciudadanos dependen de su eficacia y lealtad, que están muy cuestionada porque gobierno y parlamento hacen leyes que más bien protegen a los delincuentes en vez de a personas honradas, y se producen fenómenos extraños como la ocupación o usurpación de la propiedad privada, que además hay que financiarle los suministros a los ladrones que se apropian y ocupan, por parte de los propietarios, so pena que al final sean los propios honrados propietarios a los que se les consideren delincuentes y se les condene. Si el ejército, policías, y jueces no protegen al propietario y a los honrados ciudadanos, ya no sirven al pueblo y en todo caso terminan por convertirse en esbirros a servicio del gobernante traidor y corrupto. 

Maquiavelo advertía contra las tropas mercenarias, "inútiles y peligrosas", que "no tienen otro amor ni otro motivo que los lleve a la batalla que la paga del príncipe". En la política moderna, esto se traduce en el riesgo de depender excesivamente de empresas de seguridad privadas, o de fuerzas externas que no tienen un compromiso intrínseco con el Estado. Las "milicias propias", compuestas por "súbditos, ciudadanos o servidores del príncipe", son las únicas que garantizan la seguridad, y a veces incluso ni esto cuando han terminado corrompidas a consecuencia de leyes que más bien amparan a los delincuentes y no a los ciudadanos honrados.

La gestión de la seguridad ciudadana implica no solo la represión del delito, sino también la prevención. Planes como el "Plan Mayor Seguridad" o el "Plan Director" para niños y jóvenes, buscan fomentar la confianza en las fuerzas de seguridad y prevenir la delincuencia desde sus raíces, pero si las leyes que se hacen favorecen a los delincuentes y perjudican a los honrados, de nada sirven salvo ser las macabras figuras decorativas de un Estado ya corrupto y decadente. La "virtud" del gobernante en este ámbito es asegurar que sus fuerzas de seguridad estén bien equipadas, motivadas por principios justos y morales, y sobre todo, leales, pues sin su apoyo, cualquier intento de mantener el orden será en vano. La delincuencia, que puede manifestarse en el tráfico de drogas o la explotación de grupos vulnerables, exige una "desarticulación y desmantelamiento de grupos de delincuencia organizada de alto riesgo", pues ya decía Nayib Bukele: "Cuando un gobierno no combate efectivamente la criminalidad, no es porque no tenga la capacidad de hacerlo, sino porque los cómplices de los criminales son los que están en el gobierno".



Capítulo XIII: De las "Tropas Auxiliares y Mixtas": La Dependencia de Alianzas Internacionales y la Ciberseguridad

Las "tropas auxiliares", aquellas que se piden a un príncipe poderoso para socorrer y defender, son "casi siempre funestas" para quien las llama. En la España de 2025, esto se refleja en la dependencia de alianzas internacionales para la defensa y la ciberseguridad. Si bien la cooperación es necesaria, una excesiva confianza en fuerzas ajenas puede comprometer la soberanía y la capacidad de respuesta propia.

España, como miembro de la OTAN y de la Unión Europea, participa en iniciativas de defensa y seguridad colectiva. La Estrategia España-África 2025-2028, con su objetivo de "proteger: estabilidad y seguridad como base del progreso", o la Estrategia de Acción Exterior 2025-2028, que busca "garantizar los proyectos de vida de los españoles ante cualquier amenaza", demuestran la importancia de las alianzas. Sin embargo, el gobernante debe recordar que "no es victoria verdadera la que se obtiene con armas ajenas", porque en el mencionado caso de la OTAN son ejércitos con militares que hablan distintos idiomas y esto lleva a una confusión más propio de la conocida "Torre de Babel". Además en caso de agresión o invasión de las Islas Canarias, en la OTAN no se considera espacio del Atlántico Norte, y por tanto no intervendrían en su defensa, con todo lo que supone de un limbo legal que no beneficia a España.

La ciberseguridad se ha convertido en un pilar fundamental de la defensa moderna. Las amenazas digitales, desde la desinformación hasta los ciberataques a infraestructuras críticas, exigen una "milicia digital" propia y altamente cualificada, como las que tienen ya muy desarrolladas Corea del Norte o China que ya tienen alcance mundial en el ciberespacio. La Estrategia de Inteligencia Artificial 2024, que busca fortalecer el despliegue de la IA en toda la economía y facilitar su aplicación en el sector público y privado, es un paso en esta dirección, aunque lo de poner regulaciones y censuras por parte de la Unión Europea, esto no ayuda mucho. El gobernante debe invertir en capacidades propias de ciberdefensa y no depender de "auxiliares" que puedan tener intereses contrapuestos o reglas de juego distintas por el tema regulaciones o censuras en las Inteligencias Artificiales. Como decía el refranero, "más vale pájaro en mano que ciento volando", y la seguridad propia es siempre preferible a la ajena.



Capítulo XIV: De los Deberes del Gobernante para con la "Milicia Digital": Ciberdefensa y Gestión de la Desinformación

Un gobernante no debe tener "otro objeto ni pensamiento ni preocuparse de cosa alguna fuera del arte de la guerra y lo que a su orden y disciplina corresponde". En la España de 2025, el "arte de la guerra" se ha expandido para incluir la "milicia digital": la ciberdefensa y la gestión de la desinformación, tema con el que el gobierno español de Sánchez suspende, y además metiendo en el CNI ( centro nacional de inteligencia) al alcance de sus socios de gobierno como los comunistas, para tener acceso a secretos militares.

La "guerra" moderna se libra también en el ciberespacio, donde la desinformación puede socavar la confianza en las instituciones, polarizar a la sociedad y desestabilizar el Estado. La Estrategia de Inteligencia Artificial 2024 de España busca fomentar una IA "transparente, responsable y humanística", y establecer un marco de gobernanza que asegure los máximos niveles de transparencia y confiabilidad, aunque con regulaciones y censuras no se puede asegurar que esto funcione. El gobernante debe ser un experto en este nuevo campo de batalla, capaz de identificar las amenazas, contrarrestar las narrativas falsas y proteger la información sensible, sin necesidad de regulaciones, de censuras, y ante todo promoviendo la libertad de expresión y la creatividad que ayudan a mejorar las propias Inteligencias Artificiales, haciéndolas más amplias y eficaces.

Esto implica no solo invertir en tecnología y talento en ciberseguridad, sino también en la educación de los ciudadanos para que sean críticos con la información que reciben. La "virtud" del gobernante es la vigilancia constante, la capacidad de anticipar los ataques y la astucia para utilizar las mismas herramientas digitales para fortalecer la cohesión social y la confianza en el Estado. Como decía el refranero, "guerra avisada no mata soldado", y en la era digital, estar avisado de la desinformación es la primera defensa. Y lo mismo que los ciudadanos estén capacitados para discernir entre lo que es real y lo que puede ser falso. 




III. De las Cualidades del Gobernante

Capítulo XV: De Aquellas Cualidades por las Cuales los Gobernantes son Alabados o Censurados en la España de Hoy

Para el gobernante moderno, la "verdad efectiva de la cosa" es que la percepción es a menudo más poderosa que la realidad. En la España de 2025, donde la imagen pública se construye y deconstruye en tiempo real a través de las redes sociales, las cualidades por las que un líder es alabado o censurado son, en gran medida, aquellas que proyecta.

Maquiavelo afirmaba que un príncipe no necesita poseer todas las virtudes, pero es "indispensable que aparente poseerlas". La "virtud" del gobernante de hoy es la capacidad de proyectar fortaleza, cercanía, integridad o decisión, incluso si ello implica una calculada manipulación de la imagen. La coherencia entre el discurso y la acción es valorada, pero la habilidad para adaptarse a las circunstancias y justificar los cambios de postura es aún más crucial.

La Virtud del Gobernante Moderno: Ejemplos de Liderazgo en la España de 2025

Cualidad Maquiavélica

Adaptación a España 2025

Ejemplos de Líderes Españoles/Internacionales

Implicación para el Gobernante

Virtud (Astucia y Adaptabilidad)

Capacidad de forjar coaliciones inestables, dominar el relato digital, gestionar crisis económicas.

Pedro Sánchez (capacidad de supervivencia política en coaliciones), Isabel Díaz Ayuso (manejo de la opinión pública).

Esencial para navegar la fragmentación y la polarización.

Fortuna (Gestión del Azar)

Preparación ante crisis inesperadas (pandemias, desastres naturales como DANA), escándalos virales.

Líderes que respondieron eficazmente a la DANA de Valencia en 2024, o a la pandemia.

La anticipación y la respuesta rápida minimizan el impacto del azar.

Crueldad/Clemencia (Decisiones Impopulares)

Equilibrio entre recortes presupuestarios, reformas fiscales y gestos de empatía.

Líderes que implementan medidas de ajuste económico impopulares pero necesarias.

Ser temido (por la firmeza) es más seguro que ser amado (por la debilidad).

Apariencia vs. Realidad (Imagen Pública)

Proyectar fortaleza, cercanía o integridad en redes sociales, incluso si implica manipulación.

Donald Trump (maestro en el uso de redes sociales para la imagen), Emmanuel Macron (proyección de liderazgo internacional).

La imagen es poder en la era digital; la manipulación es una herramienta.

Defensa y Seguridad (Lealtad Institucional)

Necesidad de instituciones leales (fuerzas de seguridad, judicatura), ciberseguridad.

Líderes que mantienen la lealtad de las fuerzas de seguridad y la administración.

Un Estado seguro se basa en instituciones leales y una sólida ciberdefensa.

Nota: Los ejemplos son ilustrativos de la aplicación de las cualidades, no juicios de valor sobre los líderes.

Pedro Sánchez, por ejemplo, ha demostrado una notable "virtud" en su capacidad de adaptación y resiliencia, navegando coaliciones complejas y crisis políticas con una astucia que le ha permitido mantenerse en el poder, con sus grandes dotes oratorias y sus justificaciones de "cambios de opinión". Isabel Díaz Ayuso, por su parte, ha sabido proyectar una imagen de fortaleza y determinación que le ha granjeado un fuerte apoyo popular, a pesar de las críticas. Yolanda Díaz, desde Sumar, busca consolidar un espacio político con una imagen de cercanía y compromiso social. Santiago Abascal, líder de Vox, ha construido su liderazgo sobre una imagen de firmeza y defensa de principios "patriotas", resonando con un sector de la población que se siente desatendido por el establishment.

La "fortuna" también juega su papel, como se vio con la DANA de Valencia en 2024, un evento que puso a prueba la capacidad de respuesta y liderazgo de los gobernantes locales y nacionales. La "virtud" en este caso es la preparación y la astucia para convertir la adversidad en oportunidad. El gobernante que no entienda que "los hombres, en general, juzgan más con los ojos que con las manos", está condenado a la irrelevancia. Las inundaciones de Valencia hubieran sido la oportunidad para que líderes como Pedro Sánchez, Carlos Mazón, o el Rey Felipe VI se hubieran puesto un mono, y con una pala o lo que haga falta, ayudar a quitar el barro durante largas horas, como tuvieron que hacer los desesperados damnificados. Porque con esto demuestran su preocupación, que se sienten afectados como los mismos damnificados, y lo dramático de la situación y lo de implicarse de la forma más dura y cruda, es lo que les puede llevar a tomar las decisiones acertadas para resolver tan dramática situación. Desde los cómodos salones del poder, no se puede entender la angustia y el drama de un pueblo afectado por una terrible inundación. 



Capítulo XVI: De la "Prodigalidad" y la "Avaricia" en la Gestión Económica del Estado

La gestión económica es un campo minado para el gobernante, donde la "prodigalidad" puede llevar a la ruina y la "avaricia" al desprecio. Maquiavelo advertía que la prodigalidad, si se practica públicamente, perjudica, pues obliga a "imponer excesivos tributos" y a "ser riguroso en el cobro", tornando al príncipe "odioso" y "pobre". En la España de 2025, esta lección es más pertinente que nunca.

La deuda pública española, que en el primer trimestre de 2025 alcanzó el 103.5% del PIB, es un claro ejemplo de los límites de la prodigalidad. Si bien el gasto público fue necesario para sostener a empresas y ciudadanos durante crisis como la pandemia, la falta de una estrategia de financiación sostenible ha generado una preocupación constante en organismos internacionales y mercados. El gobernante que no contenga el gasto y no busque el equilibrio fiscal, se verá obligado a tomar medidas impopulares que le granjearán el odio del pueblo. El dinero solo se genera trabajando, y no se pueden poner trabas con regulaciones, normativas, e impuestos, a todo aquello que crea trabajo y genera dinero con su producción. Gobernantes que actúan con alegre e irresponsable prodigalidad, llevan al país a la corrupción y a la pobreza, y terminan siendo muy impopulares y odiados. 

Por otro lado, una "avaricia" excesiva, es decir, una contención del gasto que afecte a los servicios públicos esenciales o a las prestaciones sociales, puede generar un descontento similar. El sistema de pensiones, que en 2025 verá una revalorización del 2.8%, es un pilar del Estado del Bienestar, pero su sostenibilidad a largo plazo es un desafío constante. El gobernante debe equilibrar la necesidad de mantener el poder adquisitivo de los pensionistas con la responsabilidad fiscal, buscando "soluciones globales" y "ajustes fiscales" que fortalezcan la economía, haciendo que el Estado pueda recaudar más gracias a que hay muchos más puestos de trabajo que generan riqueza. Los puestos de trabajo, lo que más necesita un país, no se pueden castigar con más normativas e impuestos, porque cuando la vaca no cesa de adelgazar, e incluso cuando ya está moribunda, ya no puede dar leche. La vaca tiene que estar sana y contenta, para que de leche de la buena, y además de sobras. 

La "virtud" en la gestión económica reside en la prudencia. Es preferible ser tildado de "tacaño" si ello permite "defenderse de quien le hace la guerra" (la crisis económica) y "acometer nuevas empresas sin gravar al pueblo". El gobernante debe ser "medido" con lo propio y lo de los súbditos, pero puede ser "extremadamente generoso" con lo ajeno, como los fondos europeos, aunque esto sea algo que igualmente no nos regala nadie, y que lo pagamos mediante otro tipo de tributos camuflados. Como decía el refranero, "el que guarda, halla", y en la economía, guardar para los tiempos difíciles es la mayor sabiduría, como ocurrió con la famosa "Hucha de las Pensiones" del ex presidente José María Aznar, que ya lleva varios años que está vacía y sin reponer con nuevos fondos.



Capítulo XVII: De la "Crueldad" y la "Clemencia": ¿Es Mejor ser Temido o Amado en la Política Española?

La dicotomía entre ser amado y ser temido es una de las cuestiones más espinosas para el gobernante. Maquiavelo concluyó que, si no se pueden ser ambas cosas, "es más seguro ser temido que amado" (aunque el emperador romano Calígula prefería ser temido a amado, porque creía que el miedo era una herramienta más efectiva para mantener el control y la obediencia absoluta, asegurando así su poder sin cuestionamientos). En la España de 2025, donde la polarización y la inmediatez de la información magnifican las reacciones, esta elección sigue siendo crucial.

La "crueldad" necesaria en la política moderna no se manifiesta en la violencia física, sino en la toma de decisiones impopulares: recortes presupuestarios, reformas fiscales, o la aplicación de leyes que afectan a sectores específicos. El gobernante no debe "preocuparse porque lo acusen de cruel, siempre y cuando su crueldad tenga por objeto el mantener unidos y fieles a los súbditos". Unos pocos "castigos ejemplares" (decisiones firmes y contundentes, como es el caso de las actuales multas de rapiña generalizadas en toda España y muy crueles con las clases más modestas) pueden ser más clementes a largo plazo que una "excesiva clemencia" que permita la multiplicación de desórdenes.

Sin embargo, el gobernante debe evitar a toda costa ser "odiado". Esto se logra absteniéndose de "apoderarse de los bienes y de las mujeres de sus ciudadanos y súbditos". En la España actual, esto se traduce en respetar la propiedad privada (evitando la "ocupación" ilegal) y la libertad individual. La "ocupación ilegal" es un problema complejo que afecta a los propietarios y genera inseguridad, y la nueva Ley Antiokupas de 2025 busca agilizar los desalojos, aunque su eficacia práctica aún genera dudas. El sanchismo, con complicidad con la oposición del partido popular, los comunistas y separatistas, tratan de ser odiados por los propietarios y amados por los delincuentes, para crear un clima de mayor inseguridad e inestabilidad social que les facilite tener más controlados a la población, que es algo que Maquiavelo no aprobaría.

El gobernante debe ser "cauto en el creer y el obrar, no tener miedo de sí mismo y proceder con moderación, prudencia y humanidad, de modo que una excesiva confianza no lo vuelva imprudente, y una desconfianza exagerada, intolerable". La "virtud" es el equilibrio: ser firme cuando la situación lo exige, pero mostrar empatía y cercanía para evitar el odio. Pedro Sánchez, por ejemplo, ha sido criticado por su "crueldad" en ciertas decisiones políticas, pero ha sabido mantener una base de apoyo que le permite seguir gobernando. La "fortuna" puede poner al gobernante en la tesitura de elegir entre lo impopular y lo desastroso; la "virtud" es elegir lo impopular con la astucia de quien sabe que el fin justifica los medios para la estabilidad del Estado. Como decía el refranero, "a grandes males, grandes remedios".



Capítulo XVIII: De Qué Modo los Gobernantes Deben Cumplir sus Promesas en la Era de la Post-Verdad

La "fe jurada" y el cumplimiento de las promesas son cualidades que, aunque "dignas de alabanza", la experiencia demuestra que los gobernantes que "han hecho menos caso de la fe jurada... son los únicos que han realizado grandes empresas". En la era de la post-verdad y la desinformación, la política española de 2025 es un terreno fértil para el "zorro" y el "león".

El gobernante debe saber comportarse como "bestia y como hombre". Ser "zorro para conocer las trampas y león para espantar a los lobos". Esto significa que, si bien la transparencia y la honestidad son valores apreciados, la astucia para "disfrazarse bien y ser hábil en fingir y en disimular" es una herramienta indispensable para la supervivencia política, como es el caso de Pedro Sánchez, al que muchos lo consideran como un "psicópata" lo cual tiene esta resiliencia de la que tanto habla en su libro autobiográfico. Los "hombres son tan simples y de tal manera obedecen a las necesidades del momento, que aquel que engaña encontrará siempre quien se deje engañar".

La crítica a la censura y la falta de libertad de expresión en las redes sociales es un reflejo de esta realidad. El gobernante debe ser consciente de que la información se difunde a la velocidad de la luz, y que el relato, la "apariencia", es tan importante como la "realidad". La "virtud" es la capacidad de controlar la narrativa, de gestionar las expectativas y de justificar los cambios de postura sin perder la credibilidad. Un gobernante "prudente no debe observar la fe jurada cuando semejante observancia vaya en contra de sus intereses". Como decía el refranero, "prometer hasta meter, una vez metido, olvidar lo prometido", una máxima cínica pero a menudo lamentablemente efectiva en la política.



Capítulo XIX: De Qué Modo Debe Evitarse ser Despreciado y Odiado por el Pueblo y las Élites

La principal preocupación del gobernante debe ser "huir de las cosas que lo hagan odioso o despreciable". Si bien la "crueldad" puede ser necesaria en ocasiones, el odio y el desprecio son venenos que socavan el poder y abren la puerta a las conspiraciones, tal como ya le ocurrió a Calígula, que manifestó abiertamente que prefería ser temido u odiado a ser amado.

Para evitar ser odiado, el gobernante debe abstenerse de "ser expoliador y el apoderarse de los bienes y de las mujeres de los súbditos" como indicaba Maquiavelo. En la España de 2025, esto se traduce en el respeto a la propiedad privada, la seguridad jurídica y la no injerencia en la vida personal de los ciudadanos. La "ocupación ilegal", por ejemplo, genera un profundo rechazo en la sociedad, y el gobernante que no la aborde con firmeza corre el riesgo de ser despreciado por los propietarios. Es lo que ocurre actualmente con Sánchez, que todos los que son propietario le odian por los robos desde las instituciones públicas: las usurpaciones que se consienten protegiendo a los delincuentes ( con la excusa de que son "vulnerables") y los impuestos cada vez mayores e insoportables.

Para evitar ser despreciado, el gobernante debe alejarse de los defectos de ser "voluble, frívolo, afeminado, pusilánime e irresoluto". En sus actos, debe reconocerse "grandeza, valentía, seriedad y fuerza", dando ejemplo visible de ello. La polarización política actual, con dos bandos claros (globalista y patriótico), exige al gobernante una postura clara y firme, sin incertidumbres, aunque el papel actual de la inmensa mayoría de los políticos es la ambigüedad, influenciada por la presión de que somos una partidocracia en la que "quien se mueve, no sale en la foto", según el argot de Alfonso Guerra ( ex vicepresidente del gobierno español con Felipe González), queriendo decir que quien haga o diga lo que le desagrade al líder del partido, lo tiene crudo, y por esto se teatraliza mucho y son bastante ambiguos los políticos porque están más pendientes de conservar el cargo y el buen dinero público que perciben con ello.

Pedro Sánchez, a pesar de la polarización, con su persistencia en aferrarse al cargo ha sabido proyectar una imagen de liderazgo en la esfera internacional y en la gestión de crisis, aunque haya sido bastante mala, lo que le ha permitido mantener el respeto de una parte de la población que depende mucho de sus decisiones con los cargos y los subsidios. Santiago Abascal, por su parte, ha construido su imagen sobre la firmeza de sus convicciones contra la invasión inmigrante y la Agenda 2030, así como la defensa de la soberanía nacional, atrayendo a un electorado que valora la "valentía" y la claridad en el discurso. El gobernante que logra "granjearse la simpatía popular" está a salvo de las conspiraciones, pues "el conspirador siempre cree que el pueblo quedará contento con la muerte del príncipe, y jamás, si sospecha que se producirá el efecto contrario, se decide a tomar semejante partido". Como decía el refranero, "perro ladrador, poco mordedor", y un gobernante que se hace respetar, rara vez es atacado, como se ve que Abascal lo reciben bien en todas partes, mientras que a Pedro Sánchez lo abuchean y lo insultan cada vez que sale por las calles del país.




IV. De las Estrategias Específicas para el Mantenimiento del Poder

Capítulo XX: Si las "Fortalezas" Modernas, y Otras Estrategias, Son Útiles o No

Las "fortalezas" de un gobernante, en la España de 2025, no son ya castillos de piedra, sino las instituciones, las leyes y la opinión pública. Maquiavelo afirmaba que las fortalezas pueden ser útiles o no, según los casos, y que "no hay mejor fortaleza que el no ser odiado por el pueblo".

Un gobernante puede construir "fortalezas" legislativas, como la Ley Orgánica 1/2025 de eficiencia de la Justicia, que busca agilizar los procedimientos judiciales y fomentar la digitalización. Estas "fortalezas" legales pueden servir de "rienda y freno" para quienes se atrevan a obrar en contra del gobierno. Sin embargo, si la ley es percibida como injusta o ineficaz, puede generar descontento y socavar la autoridad del gobernante. La crítica a la lentitud judicial o a la falta de medios en la justicia, a pesar de las reformas, demuestra que una "fortaleza" legal sin el respaldo de la eficiencia y la confianza ciudadana, es débil.

Otra "fortaleza" es el control de las instituciones clave, como el Tribunal Constitucional o el Consejo de Estado. La capacidad del gobernante para influir en sus decisiones o nombramientos puede servir para legitimar sus políticas o para neutralizar la oposición. Sin embargo, un uso excesivo o percibido como partidista de estas instituciones puede generar desconfianza y erosionar su independencia, volviéndolas ineficaces como "fortalezas".

Fomentar las divisiones internas en la oposición, una estrategia maquiavélica, puede ser útil en tiempos de paz para "manejar más fácilmente a sus súbditos". Sin embargo, en tiempos de guerra (crisis), estas divisiones pueden volverse en contra del gobernante, pues "el partido más débil se unirá a las fuerzas externas, y el otro no podrá resistir". La polarización política en España, con la división entre izquierda y derecha, y entre globalistas y patriotas, es un arma de doble filo. El gobernante debe ser astuto para explotar las divisiones sin que estas desestabilicen el propio Estado. Como decía el refranero, "divide y vencerás", pero también "quien siembra vientos, recoge tempestades".



Capítulo XXI: Cómo Debe Comportarse un Gobernante para ser Estimado en la Esfera Internacional y Nacional

Nada hace tan estimable a un gobernante como las "grandes empresas y el ejemplo de raras virtudes". En la España de 2025, esto se traduce en la capacidad de proyectar liderazgo en la esfera internacional y de lograr éxitos tangibles a nivel nacional.

Algunos dicen que la presidencia española del Consejo de la Unión Europea en 2023 fue una "gran empresa" que permitió a España impulsar la reindustrialización de la UE, avanzar en la transición ecológica y lograr una mayor justicia social y económica. Estos logros, como la reforma del mercado eléctrico o el acuerdo sobre una Ley de Inteligencia Artificial, no solo benefician al país, sino que también elevan la "reputación" del gobernante en el escenario internacional. Sin embargo la realidad es que, la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea en 2023, aunque presentada como una "gran empresa", ha sido percibida por algunos sectores como un período que no ha traído mejoras tangibles a la vida cotidiana de los ciudadanos. A pesar de los esfuerzos por impulsar la reindustrialización de la UE y avanzar en la transición ecológica, muchos ciudadanos sienten que estas iniciativas no se han traducido en beneficios directos para ellos. En lugar de una mayor justicia social y económica, se ha observado un aumento en los impuestos y en el costo de vida, lo que ha generado una sensación de carga económica adicional para la población. Las reformas, como la del mercado eléctrico y el acuerdo sobre la Ley de Inteligencia Artificial, aunque importantes en el ámbito internacional, no han aliviado las preocupaciones inmediatas de los ciudadanos, por las regulaciones y la censura que conllevan, atemorizando a muchos You Tubers o influencers, por citar un ejemplo ( y no digamos la prensa independiente). Además, las políticas implementadas han sido vistas por algunos como restrictivas, con medidas como las prohibiciones de circular en el interior de las ciudades, lo que ha afectado la movilidad y la calidad de vida urbana. La inseguridad, atribuida en parte a la inmigración ilegal y a la ocupación ilegal de viviendas, sigue siendo una preocupación significativa que no ha sido adecuadamente abordada. En resumen, aunque la Presidencia española del Consejo de la UE en 2023 ha sido promocionada como un éxito en términos de logros políticos y legislativos, la realidad para muchos ciudadanos ha sido un aumento en las dificultades económicas y sociales, sin una mejora clara en su bienestar diario.

A nivel nacional, el gobernante debe "hallar medidas sorprendentes en lo que se refiere a la administración" y "recompensar" a quienes se distingan en las artes o en cualquier actividad que engrandezca la ciudad o el Estado. Esto incluye fomentar la inversión y el crecimiento económico, simplificar trámites y garantizar la seguridad jurídica para atraer capital.

El gobernante también debe mostrarse como "amigo o enemigo franco", es decir, "sin temores de ninguna índole, sabe declararse abiertamente en favor de uno y en contra de otro". La neutralidad, en la política internacional, a menudo conduce a la ruina, pues "el que vence no quiere amigos sospechosos y que no le ayuden en la adversidad, y el que pierde no puede ofrecer ayuda a quien no quiso empuñar las armas y arriesgarse en su favor". En un mundo multipolar, con potencias como Estados Unidos y China, el gobernante español debe saber cuándo aliarse y cuándo mantener la distancia, siempre buscando el mayor beneficio para su nación. Como decía el refranero, "al que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija", y el gobernante debe saber elegir sus alianzas.



Capítulo XXII: De los "Secretarios" y Asesores del Gobernante: La Importancia de la Lealtad y la Competencia en la Administración Pública

La elección de los "ministros" y asesores es un punto crucial, pues la primera opinión que se tiene del juicio de un gobernante "se funda en los hombres que lo rodean". En la España de 2025, la lealtad y la competencia de los equipos de gobierno son esenciales para la eficacia y la supervivencia política.

Maquiavelo distinguía tres clases de cerebros: el que discierne por sí, el que entiende lo que los otros disciernen, y el que no discierne ni entiende. El gobernante debe aspirar a ser del primer tipo, pero si no lo es, debe rodearse de aquellos que sí lo son. La "virtud" reside en la capacidad de identificar el talento y de mantener la lealtad.

Un "ministro" que "piensa más en él que en uno y que en todo no busca sino su provecho" nunca será bueno ni digno de confianza. Para mantener la fidelidad de sus colaboradores, el gobernante debe "honrarlo, enriquecerlo y colmarlo de cargos, de manera que comprenda que no puede estar sin él". Esto no es prodigalidad, sino una inversión en la estabilidad del propio poder. Y es lo que hace Pedro Sánchez: tiene bien pagados y bien colocados a todos sus afines, incluso facilitando sus corruptelas para que se enriquezcan aún más a costa del Estado, pero al mismo tiempo procurando que no sean más inteligentes ni más brillantes que él, para que no le hagan sombra. El gobernante que tiene "comprados" o bien pagados a todos aquellos que de alguna forma influyen en la sociedad española, tiene con ello cierta garantía de mantenerse en el poder sin demasiadas dificultades, porque todos aman el dinero y la facilidad de enriquecerse de modo rápido. Esto se puede ver en toda la diversidad de cargos que se crean, los puestos de funcionarios a dedo, los sindicalistas y sus liberados que perciben jugosas subvenciones, el respaldo financiero público a ONG's y demás entidades clientelares del gobierno. 

Por otro lado, la administración pública española, con sus cuerpos funcionariales tradicionales, requiere una "cultura de gestión pública moderna" y la introducción de "talento externo" para mejorar la eficiencia y evitar el colapso judicial o la burocracia excesiva. El gobernante debe ser capaz de rodearse de expertos en gestión, en tecnología y en comunicación, y no solo de políticos. Como decía el refranero, "dime con quién andas y te diré quién eres", y la calidad del equipo de gobierno es un reflejo directo del gobernante.



Capítulo XXIII: Cómo Huir de los "Aduladores" y la Burbuja del Poder Digital

La adulación es una "calamidad" en la que los gobernantes caen con facilidad si no son "muy prudentes o no saben elegir bien". En la España de 2025, las redes sociales y los algoritmos han creado "burbujas" de información y "cámaras de eco" que magnifican este peligro, aislando al gobernante de la "verdad".

El gobernante prudente debe "rodearse de los hombres de buen juicio de su Estado, únicos a los que dará libertad para decirle la verdad, aunque en las cosas sobre las cuales sean interrogados y solo en ellas". Debe "escuchar sus opiniones con paciencia y después resolver por sí y a su albedrío". Quien no procede así, "se pierde por culpa de los aduladores o, si cambia a menudo de parecer, es tenido en menos". El gobernante debe formarse primero su propio criterio u opinión, y luego consultar a asesores, aunque otro tema es el conocido "cambio de opinión" que forma parte de la idiosincrasia de Pedro Sánchez.  

El ejemplo del emperador Maximiliano, que "no pedía consejos a nadie y que, sin embargo, nunca hacía lo que quería" por dejarse influir por las opiniones contrarias una vez que sus planes se hacían públicos, es una advertencia para el gobernante moderno. En la era digital, donde la información fluye sin control y la opinión pública se forma rápidamente, el gobernante debe tener la "virtud" de discernir entre el consejo genuino y la adulación interesada. Debe ser capaz de tomar decisiones firmes y mantener su rumbo, sin dejarse arrastrar por la corriente de la opinión popular o la presión de los grupos de interés. Como decía el refranero, "consejos vendo y para mí no tengo", y el gobernante debe saber cuándo escuchar y cuándo decidir por sí mismo, porque al final se impone aquello de "haz lo que yo hago, y no lo que yo digo".



Capítulo XXIV: Por Qué los Gobernantes de España Pierden el Poder: Lecciones de la Historia Reciente

Las reglas expuestas en este tratado, practicadas con prudencia, hacen "parecer antiguo a un príncipe nuevo y lo consolidan y afianzan en seguida en el Estado como si fuese un príncipe hereditario". Por el contrario, la "doble deshonra" recae en aquel que, "habiendo nacido príncipe, pierde el trono por su falta de prudencia". La historia reciente de España está llena de ejemplos de gobernantes que, por ineptitud o por no haber seguido estas reglas, perdieron el poder.

Si se examina el comportamiento de los presidentes del Gobierno de España que perdieron sus Estados, como Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero o Mariano Rajoy, se advierte una "falta común a todos: la de haberse apartado de las reglas antes expuestas". Algunos tuvieron al pueblo por enemigo, otros no supieron asegurarse de los nobles (las élites o los poderes territoriales), y muchos no supieron adaptarse a los cambios de la "fortuna".

Adolfo Suárez, un gobernante de gran "virtud" y astucia, supo navegar la compleja Transición, conciliando fuerzas opuestas y estableciendo las bases de la democracia. Sin embargo, la falta de un partido fuerte que lo respaldara y las presiones internas y externas, acabaron por minar su poder. Felipe González y José María Aznar, por su parte, fueron gobernantes que, con "armas propias" (mayorías absolutas y partidos fuertes), supieron consolidar su poder durante años. Sin embargo, la "fortuna" cambió, y la falta de adaptación a nuevas realidades o el desgaste del poder, los llevó a la derrota.

Los gobernantes que, en "épocas de paz nunca pensaron que podrían cambiar las cosas", cuando se presentan "tiempos adversos, atinaron a huir y no a defenderse, y esperaron que el pueblo, cansado de los ultrajes de los vencedores, volviese a llamarlos". Esta es una estrategia "muy mal" concebida, pues "las únicas defensas buenas, seguras y durables son las que dependen de uno mismo y de sus virtudes". El gobernante debe estar siempre preparado para la adversidad, cultivando la "virtud" de la previsión y la "fortuna" de la adaptación. Como decía el refranero, "cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar", y la historia es el mejor espejo para el gobernante nos recuerda Maquiavelo.

Capítulo XXV: Del Poder de la Fortuna en la Política Española y los Medios para Oponérsele

La "fortuna" gobierna la mitad de nuestras acciones, pero la otra mitad, o poco menos, nos la deja gobernar. En la política española de 2025, la "fortuna" se manifiesta en crisis inesperadas, como pandemias globales, cambios en la opinión pública impulsados por redes sociales o desastres naturales como las inundaciones de Valencia en octubre de 2024 ( aunque esos desastres naturales se pudieron prever, tal como hizo Franco en construir un faraónico canal que protegiera a Valencia capital de inundaciones). El gobernante que confía ciegamente en ella, perece en cuanto cambia.

La llamada DANA de Valencia, con 233 víctimas mortales y daños superiores a 16.500 millones de euros, fue un evento que demostró la capacidad destructiva de la "fortuna". Sin embargo, también puso de manifiesto la importancia de la "virtud" del gobernante para responder con rapidez y eficacia. La comunicación pública y el entendimiento de cómo reaccionar son fundamentales para protegerse. Lo malo es que en esta ocasión Pedro Sánchez no supo estar a la altura, y cuando acompañó a los Reyes para visitar a los damnificados, tuvo que huir de los abucheos, llegando a ser conocido como "el galgo de Paiporta".

El gobernante debe ser como el hombre que, ante un río embravecido, construye "diques y reparos" en épocas de calma. Esto significa tener planes de contingencia, equipos de gestión de crisis y una capacidad de respuesta rápida y coordinada. La "virtud" es la preparación, la astucia para anticipar lo imprevisible y la adaptabilidad para cambiar de rumbo cuando las circunstancias lo exigen. Pero en vez de esto, lanzaron un relato de una supuesta "emergencia climática" a la que dan las culpas de lo sucedido.

Maquiavelo afirmaba que es "preferible ser impetuoso y no cauto, porque la fortuna es mujer y se hace preciso, si se la quiere tener sumisa, golpearla y zaherirla". En la política española, esto se traduce en la necesidad de tomar decisiones audaces y rápidas en momentos de crisis, sin titubeos. El gobernante que duda, que se muestra irresoluto, es arrastrado por la corriente de la "fortuna". Como decía el refranero, "al que madruga, Dios le ayuda", y en la gestión de la fortuna, la rapidez es la clave. Por desgracia este no fue el caso cuando ocurrieron las desgracias de las inundaciones de la zona de Valencia. 

Capítulo XXVI: Exhortación a la "Redención" de España: Un Llamado al Gobernante Audaz

Después de meditar en todo lo expuesto, la pregunta que surge es si en la España de 2025, las circunstancias son propicias para que un nuevo gobernante pueda adquirir gloria y, con su "virtud", hacer la felicidad de los españoles. La respuesta es afirmativa.

España, como la Italia de Maquiavelo, se encuentra en un momento de desafíos que, si bien son arduos, también ofrecen una oportunidad única para un líder audaz. La polarización, la inestabilidad económica, las tensiones territoriales y la irrupción tecnológica son los "males" que exigen un "redentor".

No se trata de esperar un milagro, sino de que un gobernante con la "virtud" necesaria abrace esta causa con "ardor y esperanza". Es preciso, ante todo, que se rodee de "armas propias", es decir, de instituciones leales, de una economía fuerte y de una sociedad cohesionada. La "milicia digital" debe ser propia, no mercenaria, capaz de defender al Estado de la desinformación y los ciberataques.

El gobernante debe ser un arquitecto de "nuevas leyes y nuevas instituciones" que, bien cimentadas, lo hagan "digno de respeto y admiración". Esto incluye reformas en el mercado laboral para reducir el paro estructural, una gestión fiscal responsable para contener la deuda pública sin apretar demasiado a los ciudadanos con los tributos, y políticas de inmigración que equilibren la acogida con la seguridad y la integración.

La "virtud" italiana, que Maquiavelo añoraba, no ha muerto en los corazones españoles. La capacidad de adaptación, la creatividad y la resiliencia son cualidades que pueden ser movilizadas por un gobernante que sepa inspirar y dirigir. No se debe "dejar pasar esta ocasión para que España, después de tanto tiempo, vea por fin a su redentor". El gobernante audaz, que no teme la controversia y prioriza la estabilidad y la prosperidad de su nación por encima de los idealismos, será el que deje un legado duradero. Como decía Petrarca, "Virtù contro a furore Prenderà l’arme, e fia el combatter corto; Ché l’antico valore Nell’italici cor non è ancor morto" ("La virtud tomará las armas contra la furia, y la lucha será corta; porque el antiguo valor en los corazones itálicos no está aún muerto.") .



Conclusión: El Legado del Gobernante en la España del Mañana

La España de 2025, un lienzo de complejidades y contradicciones, exige un gobernante que entienda el poder no como un fin en sí mismo, sino como una herramienta indispensable para la estabilidad y el progreso. Este tratado, despojado de idealismos, ha buscado iluminar los caminos que conducen a la adquisición y el mantenimiento del poder en un contexto de polarización política, desafíos económicos y una omnipresente esfera digital.

El análisis ha revelado que la "virtud" del gobernante moderno reside en su capacidad de adaptación, su astucia para navegar coaliciones inestables y su habilidad para dominar la narrativa en la era de la post-verdad. La "fortuna", aunque impredecible, puede ser mitigada con previsión y una respuesta impetuosa cuando la situación lo exige. La relación con los ciudadanos, las élites y los poderes supranacionales debe gestionarse con un equilibrio delicado entre la firmeza y la empatía, siempre evitando el odio y el desprecio.

En última instancia, el legado del gobernante no se medirá por la pureza de sus intenciones, sino por la eficacia de sus acciones. La estabilidad económica, la cohesión social, la seguridad ciudadana y la proyección internacional son los pilares sobre los que se construye un Estado fuerte. Aquellos que ignoren las lecciones de la historia y los principios inmutables del poder, están condenados a la irrelevancia. El gobernante que, con pragmatismo y audacia, se atreva a mirar la realidad a los ojos y a tomar las decisiones necesarias, por impopulares que sean, será el verdadero artífice de la España del mañana.



Epílogo: La Esperanza en la Estabilidad

En estas páginas, el lector ha encontrado una visión sin adornos del poder, una disección de la política que, para algunos, puede parecer cínica. Sin embargo, no hay mayor cinismo que la inacción ante la adversidad, ni mayor utopía que la creencia en que los problemas se resolverán por sí solos. La política, en su esencia más pura, es el arte de lo posible, la búsqueda de soluciones en un mundo imperfecto.

Para los políticos, este libro es una invitación a la reflexión, a despojarse de las máscaras ideológicas y a abrazar la eficacia como la más alta de las virtudes. La España de 2025 necesita líderes que, con "virtud" y "fortuna", sean capaces de construir puentes donde hoy hay abismos, de generar prosperidad donde hoy hay incertidumbre, y de garantizar la libertad individual frente a las amenazas del control digital.

Para los ciudadanos, es una llamada a la comprensión. A entender que la política es un juego complejo, donde las decisiones a menudo se toman en la encrucijada de lo necesario y lo deseable. A exigir a sus gobernantes no solo promesas vacías, sino resultados tangibles.

La España de 2025, con sus tensiones y sus oportunidades, es una nación vibrante, llena de potencial. La esperanza no reside en la idealización, sino en la capacidad de sus líderes para enfrentar la realidad con pragmatismo y en la resiliencia de su pueblo para superar los desafíos. Que el "gobernante" que surja de estas páginas sea aquel que, con astucia y determinación, logre la estabilidad y la prosperidad que nuestra nación merece. Porque, al final, la verdadera gloria del gobernante no es ser amado o temido, sino haber dejado una patria más fuerte y más libre.



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Iba a dar por terminada la supuesta visión de Maquiavelo en la España de 2025, pero pienso que me he quedado corto, con lo cual voy a añadir los supuestos de soluciones que haría si fuera presidente para afrontar algunos de los principales y más destacados problemas del país. Voy a hacer otro nuevo capítulo aparte que le voy a dar el siguiente título: 



"Un Análisis de la Gobernanza en España en el supuesto de que el presidente del gobierno fuera el propio Nicolás Maquiavelo (2025)":

Si Nicolás Maquiavelo, el sagaz observador de la naturaleza humana y del poder, ocupara la presidencia del gobierno en España en 2025, su enfoque para resolver los problemas que aquejan a la nación sería, sin duda, pragmático, audaz y desprovisto de sentimentalismos. Su máxima sería la conservación y el fortalecimiento del Estado, bajo la premisa de que el fin justifica los medios, siempre y cuando estos sean eficaces y no generen un odio insuperable en el pueblo. No buscaría la popularidad por sí misma, sino la estabilidad y la prosperidad que emanan de un gobierno fuerte y respetado.

En este análisis, exploraremos cómo un Maquiavelo presidente abordaría los desafíos más acuciantes de la España contemporánea, desde la inmigración ilegal hasta la Agenda 2030, pasando por la deuda pública, la delincuencia, el desempleo y el colapso judicial. Asimismo, desgranaremos su probable opinión sobre los líderes políticos actuales, los sindicatos, las ONG y otras entidades subvencionadas, siempre desde la perspectiva de su utilidad o perjuicio para el Estado. Cada solución y cada opinión se presentarán con ejemplos claros, buscando la máxima comprensión de su lógica implacable.




La Inmigración Ilegal: Orden y Control

Para un Maquiavelo presidente, la inmigración ilegal no sería un problema moral o humanitario en primera instancia, sino una cuestión de orden, seguridad y gestión de recursos. Su objetivo principal sería el control estricto de las fronteras y la disuasión de nuevas llegadas, para evitar la percepción de debilidad del Estado y la sobrecarga innecesaria de los servicios públicos. La clemencia, en este caso, sería secundaria a la necesidad de mantener la estabilidad,  la soberanía, y el bienestar de los españoles.

Soluciones Maquiavélicas:

  • Firmeza en las fronteras: Se reforzarían las fronteras terrestres y marítimas con todos los medios disponibles, incluyendo tecnología de vigilancia avanzada (drones, sensores) y un aumento significativo de la presencia de fuerzas de seguridad. La imagen de una frontera inexpugnable es clave para disuadir. Se establecerían centros de internamiento temporales en ubicaciones aisladas como alguna de las islas despobladas de las Canarias o las Baleares, equipados con tiendas militares, para procesar rápidamente las llegadas, diferenciando entre solicitantes de asilo legítimos y aquellos con fines puramente económicos. Por ejemplo, un Maquiavelo presidente no dudaría en utilizar la fuerza necesaria para repeler intentos de entrada masiva, como los asaltos a vallas fronterizas, desviando a los individuos hacia estas islas controladas por militares, en las que ningún inmigrante ilegal sale salvo para regresar a su país de origen o a otros países dispuestos a acogerlos. Se podría implementar un sistema de "devoluciones en caliente" con acuerdos bilaterales con países de origen, priorizando la eficacia sobre las críticas internacionales, argumentando que la soberanía nacional, así como la seguridad e identidad cultural del pueblo español, son innegociables, para que por ejemplo, no se acabaran por imponer religiones que menosprecian y degradan completamente a la mujer por el mero hecho de haber nacido mujer. Entendiendo cómo se disuade la inmigración ilegal en países como Corea del Norte, China, o Irán, también se habría de informar cómo reaccionan ante este problema el resto de países y cuáles son sus resultados. 

  • Acuerdos bilaterales y diplomacia coercitiva: Se negociarían acuerdos de repatriación con los países de origen, utilizando la ayuda al desarrollo o la cooperación económica como palanca de presión. Aquellos países que no colaboren en la readmisión de sus ciudadanos verían reducida o suspendida la ayuda. La diplomacia sería una herramienta para ejercer influencia, no para ceder. Por ejemplo, ante un país africano que se niega a readmitir a sus nacionales, Maquiavelo podría suspender proyectos de cooperación financiados por España o la UE en ese país, o incluso amenazar con restricciones de visados para sus élites y demás ciudadanos que quisieran entrar en España o tener algún tipo de relación con nuestro país. La lógica sería: si no cooperas en la gestión de tus ciudadanos, no esperes nuestra generosidad, que desde luego no vamos a acoger a nadie que entre de forma ilegal.

  • Gestión eficiente de recursos: Los recursos públicos destinados a la inmigración se reorientarían hacia la gestión de los flujos y la integración efectiva de aquellos que sí tienen derecho a permanecer, evitando el "efecto llamada" de ayudas indiscriminadas. Se priorizaría la formación y la inserción laboral de los inmigrantes legales para que contribuyan rápidamente a la economía, pues nada se regala a cambio de nada, sean subvenciones o cualquier otro servicio público. Para poner un ejemplo, en lugar de subvenciones directas a ONG que gestionan la acogida sin criterios claros, se invertiría en programas de formación profesional para inmigrantes con permiso de trabajo, vinculados a sectores con alta demanda de mano de obra (agricultura, construcción, hostelería). Se podría incluso establecer un sistema de "visados de trabajo" temporales para cubrir necesidades específicas, controlando así el flujo y la contribución económica, sin olvidar que, si en España hay desempleo, la prioridad es facilitar el empleo a los ciudadanos españoles antes que a los inmigrantes.

En cuanto al control de la inseguridad, la delincuencia asociada a ciertos grupos de inmigrantes sería abordada con mano dura, aplicando la ley con rigor ( que se tiene que endurecer) y sin contemplaciones. La percepción de inseguridad ciudadana es un veneno para la estabilidad del principado, es decir, el Estado español, y Maquiavelo no permitiría que se arraigara. Por ejemplo, se aumentarían las patrullas policiales en zonas conflictivas y se agilizarían los procesos judiciales para la deportación inmediata de inmigrantes que cometan delitos graves. La justicia sería rápida y ejemplarizante, enviando un mensaje claro de que la ley se aplica a todos por igual, sin importar su origen, pero se hace cumplir. Se podría incluso promover campañas de comunicación que enfaticen la mano dura contra la delincuencia, sin caer en la xenofobia, pero sí en la firmeza del Estado. La prioridad es la seguridad del ciudadano nacional, y el inmigrante ilegal no tiene cabida dentro del territorio español.




La Deuda Pública y el Exceso de Impuestos: Disciplina y Sacrificio

Para un Maquiavelo presidente, la deuda pública y el exceso de impuestos serían vistos como una debilidad intrínseca del Estado, una sangría que compromete su autonomía y su capacidad de acción. Un Estado endeudado es un Estado vulnerable a las presiones externas y a la inestabilidad interna. La solución no pasaría por la complacencia o el aplazamiento, sino por una disciplina fiscal férrea y, si fuera necesario, por medidas impopulares que aseguren la salud financiera del principado.

Soluciones Maquiavélicas:

  • Reducción drástica del gasto público improductivo: Se identificarían y eliminarían sin contemplaciones todas aquellas partidas de gasto que no contribuyan directamente al fortalecimiento del Estado o al bienestar esencial de los ciudadanos. Esto incluiría la supresión de organismos duplicados, la reducción de subvenciones a entidades no estratégicas y la optimización de la administración pública. La "parsimonia" sería la virtud cardinal en la gestión de los recursos.

    • Ejemplo: Un Maquiavelo presidente no dudaría en cerrar empresas públicas deficitarias o en su defecto venderlas si hay compradores interesados, fusionar ministerios o eliminar "chiringuitos políticos" que solo sirven para colocar afines que no tiene porque suponer un gasto fijo o añadido para los contribuyentes. La justificación sería clara: cada euro gastado de forma ineficiente es un euro que no se invierte en seguridad, sanidad , educación, carreteras, dependencia,  o la hucha de las pensiones. Se podría incluso eliminar las subvenciones a partidos políticos, sindicatos y organizaciones empresariales, ONG's, entidades, etc..., procurando que sean los afiliados o socios de estas organizaciones quienes paguen su mantenimiento y financiación mediante cuotas o donaciones, de modo que no tenga ningún coste para los contribuyentes. 
  • Reforma fiscal orientada a la productividad: La política fiscal se orientaría no solo a la recaudación, sino a estimular la inversión, la creación de empleo y la competitividad. Esto podría implicar una simplificación del sistema tributario, la reducción de impuestos a empresas y autónomos, y la lucha implacable contra el fraude fiscal. La carga impositiva se distribuiría de manera que no asfixie la actividad económica, sino que la impulse.

    • Ejemplo: Se podría implementar una reducción significativa del Impuesto de Sociedades para empresas que reinviertan sus beneficios en España o que creen empleo. Al mismo tiempo, se endurecerían las penas por fraude fiscal y se aumentarían los recursos para la inspección, enviando un mensaje claro de que el incumplimiento de las obligaciones tributarias será perseguido con la máxima severidad. La meta no es solo recaudar, sino incentivar la riqueza productiva, y para esto hace falta mucha gente trabajando, mucho emprendedor apoyado, y pocos impuestos para no desmotivar la iniciativa empresarial que siempre es preciso que se mantenga dinámica y pueda competir sin las trabas de los excesivos impuestos y las estorbantes regulaciones innecesarias.
  • Negociación dura con acreedores: En el ámbito de la deuda pública, Maquiavelo no dudaría en negociar con los acreedores, incluyendo instituciones internacionales como la Unión Europea, desde una posición de fuerza. Se buscarían reestructuraciones, aplazamientos o incluso quitas parciales, argumentando la necesidad de preservar la estabilidad del Estado por encima de los intereses financieros. La soberanía económica sería una prioridad.

    • Ejemplo: Ante las exigencias de Bruselas para reducir el déficit, un Maquiavelo presidente podría plantear una estrategia de "resistencia inteligente", priorizando la inversión en sectores estratégicos para el crecimiento futuro, incluso si ello implica un incumplimiento temporal de los objetivos de déficit. La justificación sería que un Estado fuerte y próspero es un mejor pagador a largo plazo que un Estado asfixiado por la austeridad. Se podría incluso amenazar con un referéndum sobre la permanencia en ciertas políticas europeas si las condiciones impuestas son inaceptables para la soberanía nacional. Y si no hay acuerdo, propondría permanecer en la Unión Europea para la cooperación económica en la que se beneficiaran los países, y no en lo político que se exigen cosas muchas veces inaceptables y que desaprobarían los ciudadanos españoles.
  • Control del gasto autonómico y local: Se establecerían mecanismos férreos de control sobre el gasto de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, limitando su capacidad de endeudamiento y exigiendo una mayor responsabilidad fiscal. La fragmentación del gasto público es una fuente de ineficiencia y despilfarro que Maquiavelo no toleraría porque el dinero de los impuestos es sagrado y no se puede malgastar y mucho menos despilfarrar.

    • Ejemplo: Se podría centralizar la gestión de ciertos fondos europeos o establecer criterios de reparto más estrictos, vinculados al cumplimiento de objetivos de estabilidad presupuestaria. Las comunidades autónomas que no cumplan con los objetivos de déficit verían intervenidas sus finanzas o reducidas sus transferencias, enviando un mensaje claro de que la disciplina fiscal es una obligación para todos los niveles de la administración. La lealtad al Estado central se reforzaría a través del control financiero, y en todo caso buscando un equilibrio entre una tributación lo más reducida posible y una economía lo más dinámica posible para que pueda competir con una mayor libertad empresarial.



La Delincuencia: Orden y Mano Dura

Para un Maquiavelo presidente, la delincuencia no es solo un problema social, sino una amenaza directa a la estabilidad del Estado y a la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, y en consecuencia algo que no se puede tolerar y que hay que castigar con mucha dureza. Un principado donde la ley no se respeta y el orden público se ve comprometido es un principado débil y vulnerable. La solución pasaría por una aplicación implacable de la ley, sin concesiones a la ideología o a la corrección política, y con un enfoque claro en la disuasión y la ejemplaridad. La ley deberá basarse en el respeto a la vida, a la propiedad, y a la integridad física, garantizando la seguridad, los derechos y las libertades al ciudadano, y en ningún sentido debería de estar para beneficiar a los delincuentes o a condenarles con unas penas tan blandas que no surtirían ningún efecto en corregir y eliminar al máximo la delincuencia.

Soluciones Maquiavélicas:

  • Tolerancia Cero y Endurecimiento de Penas: Se implementaría una política de tolerancia cero con la delincuencia, especialmente con la reincidencia y los delitos que generan mayor alarma social. Se revisarían y endurecerían las penas para delitos graves, y se asegurarían los mecanismos para que los delincuentes cumplan íntegramente sus condenas, sin beneficios penitenciarios que generen impunidad. Y que las condenas tampoco les salieran gratis, pues los reos tendrían que trabajar para poder pagarse el sustento y el mantenimiento de la prisión así como generar algún dinero con el que indemnizar justamente a sus víctimas dentro de lo posible, si que no le cueste absolutamente nada a los contribuyentes. 

    • Ejemplo: Ante el aumento de robos con violencia o de ocupaciones ilegales, un Maquiavelo presidente no dudaría en promover reformas legales que dificulten la excarcelación de reincidentes o que agilicen los desalojos en el mismo día de la usurpación de la propiedad. La justificación sería que la seguridad del ciudadano honesto está por encima de los derechos del delincuente. Se podría incluso considerar la creación de unidades policiales especializadas y de tribunales de urgencia para delitos de alta incidencia, enviando un mensaje claro de que el Estado no dudará en usar toda su fuerza para proteger a sus ciudadanos, y que el mismo día que el delincuente ocupa una vivienda, el propietario la recupera con el amparo de la fuerza pública ( y si cabe con indemnización al propietario, a cuenta del delincuente). Indirectamente este tipo de medida haría que propietarios pusieran sus viviendas en alquiler en el mercado, y que promotores invirtieran en nueva vivienda con todo lo que supone de crear puestos de trabajo, haciendo bajar el mercado y haciendo que se tenga un mayor y más fácil acceso a la vivienda, y con ello solucionar la preocupante falta de vivienda que hay en el país. 
  • Fortalecimiento de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad: Se dotaría a la Policía Nacional, la Guardia Civil y las policías autonómicas y locales de todos los recursos humanos, materiales y tecnológicos necesarios para combatir eficazmente la delincuencia. Se priorizaría la presencia policial en las calles y se fomentaría la coordinación entre los diferentes cuerpos. La autoridad del Estado debe ser visible y efectiva. Es un absurdo e incluso un insulto que traidores Pedro Sánchez y su ministro Fernando Grande Marlaska facilitaban vehículos, naves, y equipamientos a la policía marroquí, mientras que la propia policía española carece de recursos para su propia protección y para perseguir tanto la delincuencia como el crimen.

    • Ejemplo: Se aumentaría el número de agentes en las calles, especialmente en zonas con alta incidencia delictiva, con poderes a la policía de usar sus armas reglamentarias si lo estiman necesario, e incluso tirando a matar si lo consideran necesario dado la peligrosidad de los delincuentes. Se invertiría en tecnología de vigilancia (cámaras, reconocimiento facial en espacios públicos) y en sistemas de inteligencia artificial para predecir y prevenir delitos. La formación de los agentes se centraría en la eficacia operativa y en el uso proporcionado de la fuerza, sin temor a las críticas de aquellos que priorizan los derechos del delincuente sobre la seguridad de la víctima, porque quien de verdad tiene derechos es quien respeta las leyes y no los delincuentes que las infringen.
  • Agilización de la Justicia y Lucha contra la Impunidad: El colapso judicial es un caldo de cultivo para la delincuencia, ya que la lentitud de los procesos genera una sensación de impunidad. Maquiavelo agilizaría los procedimientos judiciales, simplificaría la burocracia y aumentaría los recursos para la administración de justicia, garantizando que los delitos sean juzgados y castigados con celeridad.

    • Ejemplo: Se establecerían plazos máximos para la instrucción y el enjuiciamiento de delitos, y se dotaría a los juzgados de más personal y medios tecnológicos. Se podría incluso considerar la creación de tribunales especializados en delincuencia organizada o en delitos de alta complejidad, para agilizar los procesos. La percepción de que la justicia es lenta o ineficaz es tan dañina como la propia delincuencia, y Maquiavelo no permitiría que el Estado fuera percibido como débil en este aspecto. Y es que aparte, con leyes duras, se reduce la delincuencia al mínimo, y en consecuencia esto significa menor carga de trabajo para los tribunales.
  • Control de la Delincuencia Organizada y Ciberdelincuencia: Se combatiría con especial énfasis la delincuencia organizada y la ciberdelincuencia, que representan una amenaza creciente para la seguridad del Estado y la economía, así como para la seguridad del ciudadano y su intimidad. Se reforzarían las unidades especializadas y se promovería la cooperación internacional para desmantelar estas redes.

    • Ejemplo: Se invertiría en la formación de expertos en ciberseguridad y en la creación de unidades de élite para combatir el crimen organizado en el ámbito digital. Se promoverían acuerdos de cooperación con otros países para el intercambio de información y la persecución de delincuentes transnacionales. Para los paises que no colaborasen, tampoco el nuestro colaboraría con ellos. La guerra contra el crimen, en todas sus formas, sería una prioridad absoluta, y el Estado no dudaría en utilizar todos los medios a su alcance para proteger a sus ciudadanos y sus intereses. Como ya dijo una vez el presidente de El Salvador Nayid Bukele: "Si el Estado no persigue a los delincuentes, es porque el Estado está siendo utilizado por los delincuentes." Esta es una idea central en su discurso y en la justificación de sus políticas de seguridad en El Salvador, donde argumenta que la inacción o la falta de resultados en la lucha contra la criminalidad, especialmente las pandillas, solo puede explicarse por la infiltración o la complacencia de elementos criminales dentro del propio aparato estatal. Hoy El Salvador es el país más seguro del mundo, que atrae inversores y turistas, y del cual se tendría que aprender sobre su política en la lucha contra la delincuencia y el crimen.



El Desempleo: Productividad y Adaptación

Para un Maquiavelo presidente, el desempleo masivo no solo representa un problema social, sino una debilidad económica y una fuente de inestabilidad política. Una población ociosa y descontenta es un caldo de cultivo para la rebelión y la desafección, que además no aporta ni contribuye en la carga económica pública como son los tributos para financiar los servicios públicos. La solución no pasaría por subsidios pasivos, sino por la creación de un entorno que fomente la productividad, la adaptabilidad y la reinserción laboral, incluso si ello implica medidas impopulares. Hay que hacer un país con trabajo para todos, no un país que subsidia a los desempleados, ociosos, o incluso parásitos, que igual lo tienen que pagar los demás que tienen trabajo o propiedades con los impuestos que les obligan a pagar. 

Soluciones Maquiavélicas:

  • Flexibilización del Mercado Laboral: Se promoverían reformas laborales que faciliten la contratación y el despido, argumentando que la rigidez del mercado laboral es un freno para la creación de empleo, y por tanto hay que reducir al máximo las normativas  paralizantes y desincentivadoras y los impuestos a las empresas que dan trabajo. La prioridad sería la adaptabilidad de las empresas a las fluctuaciones económicas, permitiéndoles ajustar sus plantillas de forma ágil para mantener la competitividad, y también procurándoles el máximo de dinamismo empresarial para que puedan adaptarse a los ciclos o las exigencias de los nuevos tiempos.

    • Ejemplo: Un Maquiavelo presidente impulsaría una reforma que reduzca las indemnizaciones por despido y simplifique los tipos de contratos, eliminando trabas burocráticas. La justificación sería que, aunque pueda generar cierta inseguridad a corto plazo para los empleados, a largo plazo incentivará a las empresas a contratar, reduciendo el desempleo estructural. Se podría incluso argumentar que la seguridad en el empleo no es un derecho absoluto, sino una consecuencia de la productividad y la competitividad que los propio empleados y empleadores han de bien saber ganarse.
  • Inversión en Formación y Recualificación: Se destinarían recursos significativos a programas de formación profesional y recualificación, orientados a las demandas del mercado laboral y a los sectores emergentes (tecnología, digitalización, energías renovables, inteligencia artificial, etc..). La educación se vincularía estrechamente con las necesidades productivas del país que igualmente ya se observan por según lo que reclama el famoso binomio de la oferta y la demanda.

    • Ejemplo: Se crearían centros de formación especializados en inteligencia artificial, robótica o ciberseguridad, en colaboración con empresas líderes del sector. Los programas de estudio se adaptarían rápidamente a las nuevas tecnologías, y se incentivaría la movilidad laboral y geográfica para cubrir las vacantes existentes. Se podría incluso establecer un sistema de "cheques formación" para que los desempleados elijan los cursos que mejor se adapten a sus necesidades y a las demandas del mercado.
  • Estímulo a la Iniciativa Privada y el Emprendimiento: Se reducirían las barreras burocráticas y fiscales para la creación de empresas y el emprendimiento. Se fomentarían las inversiones en sectores estratégicos y se garantizaría la seguridad jurídica para atraer capital nacional y extranjero. La riqueza se genera desde la iniciativa privada, no desde el Estado. Y la generación de riqueza, que nunca debe de olvidarse, es la vida y la supervivencia de un país. Si la gente trabaja, puede ahorrar y se enriquece; y cualquiera que tenga suficiente dinero, puede invertir o gastar, lo cual dinamiza la economía y se benefician los demás. En consecuencia es bueno que las empresas y la gente ganen dinero, puedan ahorrar, y con esto hagan un país rico, solvente, y fuerte económicamente.

    • Ejemplo: Se simplificarían los trámites para abrir un negocio, se reducirían las cargas impositivas para las startups y se crearían fondos de inversión público-privados para apoyar proyectos innovadores. La filosofía sería: el Estado no crea empleo directamente, sino que genera las condiciones para que los emprendedores y las empresas lo hagan. Se podría incluso promover una cultura de riesgo y de meritocracia, donde el éxito empresarial sea reconocido y recompensado, y el fracaso sea visto como una oportunidad de aprendizaje. Hay países con muy poca burocracia y muy pocos impuestos, y les va muy bien, con lo que tendríamos que mirar y aprender, y en todo caso mejorar para que en nuestro país se den las mejores condiciones para la creación de puestos de trabajo, la competividad, y con ello la generación de riqueza que siempre nos viene bien. 
  • Control de Subsidios y Prestaciones: Los subsidios por desempleo y las prestaciones sociales se revisarían para evitar el "efecto desincentivo" al trabajo. Se establecerían condiciones más estrictas para su acceso y se vincularían a la participación activa en programas de búsqueda de empleo o formación. La asistencia social debe ser una red de seguridad, no una forma de vida.

    • Ejemplo: Se reduciría la duración de las prestaciones por desempleo y se exigiría a los beneficiarios la participación obligatoria en cursos de formación o en actividades de búsqueda activa de empleo. Aquellos que rechacen ofertas de trabajo adecuadas o que no demuestren un esfuerzo real por reincorporarse al mercado laboral verían suspendidas sus prestaciones. La justificación sería que el Estado no puede permitirse mantener a una población inactiva, y que el trabajo es un deber cívico además de un derecho, además de que los ciudadanos que trabajan no tienen porque mantener con sus impuestos y cotizaciones a los que no trabajan ni aportan con su situación de desempleo.



El Deterioro de la Sanidad: Eficiencia y Priorización

Para un Maquiavelo presidente, el deterioro de la sanidad pública no sería solo una cuestión de bienestar social, sino un riesgo para la estabilidad del Estado. Una población enferma o desatendida es menos productiva y más propensa al descontento. La solución no pasaría por el aumento indiscriminado del gasto, sino por una gestión eficiente de los recursos, la priorización de los servicios esenciales y la colaboración estratégica con el sector privado, siempre bajo el control del Estado. Hace varios años la cita para el médico era el mismo día, y las visitas a especialistas o operaciones quirúrgicas no tardaban. Hoy la cita te la dan para dentro de semanas, y las de especialista, operación de cirugía, o tratamiento para meses o años, y esto es inadmisible, máxime cuando se han aprovechado de los servicios sanitarios gentes que en nada han aportado o contribuido a la Seguridad Social, y esto es una injusticia que cada vez ha ido a más, y que se tiene que suprimir. Antes tenías buenos servicios médicos en España, y ahora pese a los avances tecnológicos, se tienen peores, y todo esto es por hacer las cosas del modo incorrecto. Maquiavelo procuraría sanidad con prioridad para quien la merece y tiene derecho, tanto por ser ciudadano del país como por su contribución a la Seguridad Social. 

Soluciones Maquiavélicas:

  • Optimización de Recursos y Gestión Profesional: Se implementaría una gestión profesionalizada de los hospitales y centros de salud, basada en criterios de eficiencia y resultados, y no en intereses políticos o corporativos. Se auditarían los gastos y se eliminarían las duplicidades y el despilfarro. La sanidad es un servicio esencial, pero también una empresa que debe ser gestionada con rigor.

    • Ejemplo: Un Maquiavelo presidente no dudaría en externalizar servicios no esenciales (limpieza, seguridad, lavandería) si ello supone un ahorro y una mejora en la calidad. Se podría incluso considerar la gestión público-privada de nuevos hospitales, siempre bajo la supervisión y el control del Estado, para aprovechar la eficiencia del sector privado sin perder el carácter universal del servicio. La justificación sería que el dinero público debe ser gestionado con la misma diligencia que el dinero privado, y que la salud de los ciudadanos no puede ser rehén de la conocida ineficiencia tanto del funcionariado como de la burocracia.
  • Priorización de Servicios Esenciales y Atención Primaria: Se reforzaría la atención primaria como puerta de entrada al sistema, desviando recursos de la atención hospitalaria especializada cuando sea posible. Se priorizarían los servicios esenciales y las enfermedades de mayor impacto social, garantizando una atención de calidad en aquello que es fundamental, incluso si ello implica limitar servicios menos prioritarios. También desde las escuelas se enseñarían nociones de salud, para que los alumnos aprendan a cuidarse para ser ciudadanos sanos.

    • Ejemplo: Se invertiría en la contratación de más médicos de familia y enfermeras para los centros de salud, reduciendo los tiempos de espera y mejorando la capacidad de diagnóstico precoz. Se podrían establecer criterios de priorización para ciertas intervenciones quirúrgicas o tratamientos, basándose en la urgencia y el impacto en la calidad de vida del paciente, y no en la demanda indiscriminada. La lógica sería: garantizar lo fundamental para todos, antes que intentar cubrirlo todo para unos pocos.
  • Colaboración Público-Privada Estratégica: Se fomentaría la colaboración con el sector privado, no como una privatización encubierta, sino como una forma de complementar los servicios públicos y de aliviar la presión sobre el sistema. Esto podría incluir conciertos con clínicas privadas para reducir listas de espera o la compra de servicios especializados.

    • Ejemplo: Ante las largas listas de espera para ciertas operaciones, un Maquiavelo presidente podría concertar con hospitales privados la realización de estas intervenciones, pagando por servicio y garantizando la calidad. Se podría incluso incentivar a los profesionales sanitarios a trabajar en ambos sistemas, público y privado, para optimizar los recursos humanos. La justificación sería que el objetivo es la salud del ciudadano, y que no importa quién preste el servicio, siempre que sea de calidad y accesible.
  • Inversión en Tecnología y Digitalización: Se invertiría en la digitalización del sistema sanitario, incluyendo la historia clínica electrónica única, la telemedicina, la tecnología, y el uso de la inteligencia artificial para el diagnóstico y la gestión de datos. La tecnología es una herramienta para mejorar la eficiencia y la calidad de la atención, aceptando e incluso incentivando que los ciudadanos puedan hacer importantes aportaciones voluntarias, como el caso de Amancio Ortega con sus aparatos de última generación para detectar y tratar el cáncer. Toda aportación que necesite el sector sanitario público, por parte de cualquier particular que voluntariamente lo desee, y con el propósito de ayudar a los demás, es siempre bienvenido. 

    • Ejemplo: Se implementarían sistemas de teleconsulta para patologías crónicas o de seguimiento, reduciendo la necesidad de visitas presenciales y liberando recursos. Se utilizaría la inteligencia artificial para analizar grandes volúmenes de datos clínicos y para identificar patrones que permitan un diagnóstico más preciso y una medicina más personalizada. La inversión en tecnología no sería un gasto, sino una inversión estratégica para el futuro de la sanidad pública.



Los Bajos Niveles Educativos: Excelencia y Control

Para un Maquiavelo presidente, unos bajos niveles educativos en la población serían una amenaza directa a la competitividad y al futuro del Estado. Una ciudadanía ignorante es más fácil de manipular y menos capaz de contribuir al progreso y al bienestar. La solución no pasaría por la complacencia o la ideologización, sino por la búsqueda de la excelencia académica, la meritocracia y un control férreo sobre los contenidos y los resultados educativos. Internet con todo tipo de libros virtuales, y gente subiendo vídeos con contenido de enseñanzas de toda índole, es algo que ayuda mucho en la formación y educación del ciudadano, que solo necesita tener asumida la disciplina del aprendizaje. 

Soluciones Maquiavélicas:

  • Meritocracia y Exigencia Académica: Se establecería un sistema educativo basado en la meritocracia, donde el esfuerzo y el rendimiento académico sean los pilares fundamentales. Se recuperarían los exámenes de reválida, se reforzaría la autoridad del profesorado (que igual tienen que ser personas muy preparadas ya que tratan un tema muy delicado: los futuros ciudadanos) y se exigiría un nivel de conocimiento riguroso en todas las etapas educativas. La educación no es un derecho a la mediocridad, sino una oportunidad para la excelencia.

    • Ejemplo: Un Maquiavelo presidente no dudaría en implementar pruebas de nivel estandarizadas a nivel nacional en etapas clave (final de primaria, secundaria y bachillerato), cuyos resultados tendrían un peso significativo en la progresión académica. Se incentivaría la competencia sana entre centros y alumnos, y se premiaría a los docentes que demuestren resultados excepcionales, y becas para los alumnos con los mejores resultados académicos como premio. La justificación sería que el Estado necesita ciudadanos bien formados y capaces, y que la complacencia en la educación es un lujo que España no puede permitirse. Durante la étapa educativa los alumnos se tienen que formar al máximo, ya que todo tipo de conocimientos suelen ser de utilidad, y para adquirirlos, como en todo en la vida, hay que trabajárselo muy duro con todo el esfuerzo que supone y sin engañarse. 
  • Control de Contenidos y Eliminación de Ideologización: Se depurarían los contenidos curriculares de cualquier sesgo ideológico o partidista, centrándose en la transmisión de conocimientos fundamentales y en el desarrollo del pensamiento crítico. La historia, la lengua y las ciencias se enseñarían con rigor y objetividad, evitando la manipulación o la reescritura del pasado.

    • Ejemplo: Se crearía un comité de expertos independientes para revisar los libros de texto y los programas educativos, eliminando cualquier contenido que promueva la división o el adoctrinamiento. Se reforzaría la enseñanza de la Constitución y de los valores cívicos, pero desde una perspectiva de respeto a la pluralidad y a la libertad de pensamiento. La educación debe formar ciudadanos libres y críticos, no militantes políticos. Aparte fomentar el aprovechamiento de todo el contenido educativo o especializado en diversas materias que hay por todo internet, y hacia el cual se puede acceder libremente. 


  • Inversión en Formación Profesional y Universidades: Se destinarían recursos significativos a la formación profesional, adaptándola a las necesidades del mercado laboral y a los sectores estratégicos. Las universidades se orientarían hacia la investigación de excelencia y la transferencia de conocimiento a la sociedad, fomentando la innovación y la competitividad. La falta de respeto al mobiliario universitario, en sus pintadas, destrozos, y suciedad, seria algo severamente castigado, pues es algo que se paga con los impuestos de los ciudadanos, y el dinero de los impuestos es siempre algo sagrado, y no como dijo cierta ministra y vicepresidenta socialista llamada Carmen Calvo con lo de "el dinero que es de todos, no es de nadie". 

    • Ejemplo: Se crearían programas de formación profesional dual, en colaboración con empresas, para garantizar que los alumnos adquieran las habilidades y competencias que demanda el mercado. Las empresas que necesitan empleados especializados, pueden contribuir a financiar esas escuelas formativas de donde pueden salir sus futuros trabajadores. Las universidades recibirían financiación en función de sus resultados en investigación y de su capacidad para generar patentes y proyectos innovadores, invitando a que también lo haga la iniciativa privada con sus donaciones. Se incentivaría la movilidad de estudiantes y profesores, y se atraerían talentos internacionales para enriquecer el sistema educativo.
  • Autoridad del Profesorado y Disciplina en las Aulas: Se restauraría la autoridad del profesorado en las aulas, dotándolos de las herramientas necesarias para mantener la disciplina y para garantizar un ambiente de aprendizaje adecuado. Se combatiría el absentismo escolar y el fracaso educativo con medidas firmes y un seguimiento individualizado de los alumnos. También se permitiría la libertad de los padres en la elección del centro escolar, para quienes no deseen mezclar a sus hijos con otras culturas, nacionalidades, razas, y religiones en las que desconfíen. Y por supuesto, lo nacional es siempre lo que tiene que prevalecer en los centros educativos, pues la inmensa mayoría de los contribuyentes no estarían de acuerdo en financiar con sus impuestos clases de islam o de lengua árabe, por citar dos ejemplos. 

    • Ejemplo: Se establecerían protocolos claros para la gestión de conflictos en el aula y se dotaría a los profesores de mayor autonomía para aplicar medidas disciplinarias. Se reforzaría el papel de las familias en la educación de sus hijos, promoviendo la corresponsabilidad y el compromiso con el rendimiento académico. La disciplina no es un fin en sí misma, sino un medio para garantizar que todos los alumnos tengan la oportunidad de aprender y de desarrollar su máximo potencial, y esta disciplina al final se valora por los resultados académicos conseguidos. Sin respeto y disciplina en las escuelas se acaban convirtiendo en lugares donde se acaba perdiendo el tiempo, se aburre, y se desaprovecha, por imposición estatal.





La Corrupción y el Fraude: Extirpación y Ejemplaridad

Para un Maquiavelo presidente, la corrupción y el fraude no serían meros delitos, sino una enfermedad que carcome las entrañas del Estado, minando la confianza ciudadana y debilitando la autoridad del gobernante. Un principado infestado de corrupción es un principado débil y vulnerable a la desafección popular. La solución no pasaría por la tibieza o la complicidad, sino por una extirpación implacable y una ejemplaridad que disuada a futuros infractores.

Soluciones Maquiavélicas:

  • Mano Dura y Celeridad Judicial: Se establecería una política de tolerancia cero con la corrupción, aplicando la ley con la máxima severidad y sin distinción de cargos o influencias. Se agilizarían los procesos judiciales relacionados con la corrupción, garantizando que los culpables sean juzgados y condenados con celeridad, y que los bienes obtenidos ilícitamente sean recuperados por el Estado.

    • Ejemplo: Un Maquiavelo presidente no dudaría en impulsar reformas legales que eliminen los aforamientos, reduzcan los plazos de instrucción en casos de corrupción y aumenten las penas para los delitos económicos, y de manera mucho más duro si ha sido en el sector de la cosa pública porque el dinero de los contribuyentes es sagrado y robarlo es lo peor que se puede hacer. Se crearían unidades especializadas de policía y fiscalía dedicadas exclusivamente a la lucha contra la corrupción, dotándolas de todos los recursos necesarios. La justificación sería que la justicia debe ser rápida y ejemplarizante, y que la impunidad es un lujo que el Estado no puede permitirse. La imagen de un Estado implacable con los corruptos es un mensaje poderoso para la ciudadanía y para aquellos que pudieran verse tentados a delinquir.
  • Transparencia y Control Interno: Se implementarían mecanismos de transparencia y control interno en todas las administraciones públicas, desde el gobierno central hasta los ayuntamientos. Se fomentarían las denuncias de corrupción y se protegería a los denunciantes, garantizando su anonimato y su seguridad. La luz es el mejor antídoto contra la oscuridad de la corrupción.

    • Ejemplo: Se obligaría a todos los cargos públicos a declarar su patrimonio y sus intereses todos los años mientras ostenten cargo, y se harían públicas las agendas de los altos cargos. Se establecerían auditorías externas periódicas en todas las instituciones y empresas públicas con la colaboración de los bancos que muevan el dinero público, y se crearían canales seguros para que los ciudadanos puedan denunciar irregularidades sin temor a represalias. La cultura de la transparencia se extendería a todos los niveles de la administración, haciendo que la corrupción sea más difícil de ocultar y más fácil de detectar. Y todo ciudadano tendría derecho a obtener claramente cualquier información sobre las cuentas públicas: su origen y destino. 
  • Eliminación de Puertas Giratorias y Conflictos de Intereses: Se regularían de forma estricta las "puertas giratorias" entre la política y el sector privado, estableciendo periodos de incompatibilidad y prohibiendo los conflictos de intereses. Se evitaría que los cargos públicos utilicen su posición para beneficiar a empresas o intereses particulares, y se sancionaría con dureza cualquier intento de tráfico de influencias.

    • Ejemplo: Se prohibiría a los exministros y altos cargos trabajar en empresas relacionadas con sus antiguas responsabilidades durante un periodo de tiempo significativo. Se establecerían comités de ética independientes para evaluar los posibles conflictos de intereses y para sancionar las conductas irregulares. La justificación sería que la confianza en las instituciones es un bien público que debe ser protegido a toda costa, y que la apariencia de corrupción es tan dañina como la corrupción misma.
  • Educación y Concienciación: Se promovería una cultura de la integridad y la ética en la sociedad, desde la educación primaria hasta la universidad. Se fomentarían los valores de la honestidad, la responsabilidad y el servicio público, y se concienciaría a los ciudadanos sobre los efectos perniciosos de la corrupción y el fraude.

    • Ejemplo: Se incluirían en los planes de estudio asignaturas sobre ética pública y buen gobierno, y se promoverían campañas de concienciación en los medios de comunicación. Se incentivaría la participación ciudadana en la fiscalización de la gestión pública, y se reconocería el papel de los medios de comunicación y de las organizaciones de la sociedad civil en la lucha contra la corrupción. La batalla contra la corrupción no se gana solo con leyes y tribunales, sino con una sociedad comprometida con la integridad y la ética.


La Falta de Vivienda y los Precios Disparatados: Pragmatismo y Regulación

Para un Maquiavelo presidente, la falta de vivienda asequible y los precios disparatados en el mercado inmobiliario no serían solo un problema social, sino una fuente de inestabilidad y descontento ciudadano que podría minar la legitimidad del Estado. Una población sin acceso a una vivienda digna es una población vulnerable con riesgo de acabar marginada y propensa a la agitación. La solución no pasaría por la ideología o la intervención excesiva, sino por un pragmatismo que combine la incentivación de la oferta con una regulación estratégica para evitar la especulación y garantizar el acceso a la vivienda.

Soluciones Maquiavélicas:

  • Estímulo a la oferta de vivienda: Se priorizaría la creación de nueva vivienda, tanto pública como privada, a través de la simplificación de trámites burocráticos, la quita de impuestos a la vivienda, la agilización de licencias y la puesta a disposición de suelo urbanizable. La ley de la oferta y la demanda es implacable, y la escasez de vivienda solo puede combatirse con un aumento significativo de la misma pero para ello hace falta un marco de seguridad para los inversores promotores-constructores.

    • Ejemplo: Un Maquiavelo presidente no dudaría en desclasificar suelo rústico para convertirlo en urbanizable en zonas de alta demanda, agilizando los procesos de recalificación y reduciendo los plazos para la obtención de licencias de construcción. Se podrían ofrecer incentivos fiscales a promotores que construyan vivienda asequible o de protección oficial, garantizando un retorno razonable de la inversión para el sector privado. La justificación sería que el Estado no tiene suficiente capacidad para construir con eficacia toda la vivienda necesaria, y que la colaboración con el competitivo sector privado es esencial para resolver el problema de la escasez.


  • Regulación estratégica del mercado de alquiler: Se intervendría en el mercado de alquiler de forma selectiva y estratégica, no para fijar precios de forma indiscriminada, sino para evitar la especulación y proteger a los inquilinos más vulnerables. Esto podría incluir incentivos fiscales a los propietarios que ofrezcan alquileres asequibles o la creación de un índice de precios de referencia no vinculante, pero sí orientativo.

    • Ejemplo: En lugar de imponer topes de precios generalizados que podrían retraer la oferta, un Maquiavelo presidente podría ofrecer deducciones fiscales significativas a los propietarios que alquilen sus viviendas por debajo de un determinado umbral en zonas tensionadas. Se podría incluso considerar la creación de un fondo público de vivienda para adquirir inmuebles vacíos, reformarlos, y destinarlos al alquiler social, aumentando así la oferta de vivienda asequible sin distorsionar el mercado.
  • Lucha contra la especulación y los fondos buitre: Se combatiría la especulación inmobiliaria y la acción de los fondos buitre a través de medidas fiscales y regulatorias. Se evitaría que la vivienda se convierta en un mero activo financiero, y se garantizaría su función social como derecho fundamental.

    • Ejemplo: Se podrían establecer impuestos especiales sobre la compraventa de viviendas por parte de grandes tenedores que no las destinen al alquiler o a la venta a particulares. Se regularía la actividad de los fondos de inversión en el mercado inmobiliario, exigiendo un porcentaje mínimo de vivienda social en sus carteras o limitando la adquisición de bloques enteros de viviendas. La justificación sería que la especulación con un bien de primera necesidad es inaceptable, y que el Estado tiene la obligación de proteger a sus ciudadanos de los abusos del mercado. Una vez atendidas las suficientes necesidades de viviendas de los ciudadanos, se vuelve a la desregularización, a la quita de impuestos, y a la libre vuelta de la inversión privada en vivienda aunque para algunos suponga legítima y hasta arriesgada especulación. El estado solo tiene que intervenir en casos graves, pero con medidas justas y razonables.
  • Agilización de desahucios por ocupación ilegal: Se agilizarían los procedimientos judiciales para el desalojo de viviendas ocupadas ilegalmente, garantizando la seguridad jurídica de los propietarios y combatiendo la sensación de impunidad. La ocupación ilegal es una violación del derecho a la propiedad y un factor de inseguridad que Maquiavelo no toleraría. El que destroce propiedad privada que ocupe, y el que haya disfrutado de los suministros de la vivienda, tiene que indemnizar al propietario, incluso con trabajos de cárcel si es necesario. La propiedad que uno se ha ganado o heredado es sagrada, y el castigo tiene que ser duro contra quien no la respeta. 

    • Ejemplo: Se promoverían reformas legales que permitan a los propietarios recuperar sus viviendas en un plazo máximo de horas, sin necesidad de un largo proceso judicial. Se reforzarían las fuerzas de seguridad para garantizar el cumplimiento de las órdenes de desalojo y se sancionaría con dureza a las mafias que promueven la ocupación ilegal. La justificación sería que el derecho a la propiedad es un pilar fundamental del Estado de derecho, y que su vulneración genera desconfianza, injusticia, y desorden social.



La Crisis Económica, Baja Productividad y Bajo Crecimiento: Estímulo y Competitividad

Para un Maquiavelo presidente, una economía estancada, con baja productividad y un crecimiento anémico, sería una señal de debilidad del principado. La prosperidad económica es la base de la estabilidad social y la capacidad de acción del Estado. La solución no pasaría por la intervención excesiva o la subvención indiscriminada, sino por un estímulo decidido a la competitividad, la innovación y la inversión productiva, incluso si ello implica sacrificar ciertos dogmas ideológicos.

Soluciones Maquiavélicas:

  • Reducción de la burocracia y simplificación administrativa: Se implementaría una drástica reducción de la burocracia y una simplificación administrativa para facilitar la creación y el desarrollo de empresas. Los trámites innecesarios y la lentitud de la administración son un freno a la inversión y a la productividad.

    • Ejemplo: Un Maquiavelo presidente crearía una "ventanilla única" para la creación de empresas, reduciendo los plazos de meses a muy pocos días, e incluso en el mismo día, pues así se hace en algunos países. Se eliminarían licencias y permisos redundantes, y se digitalizarían todos los procesos administrativos para agilizar la interacción entre la administración y las empresas. La justificación sería que el tiempo es dinero, y que la burocracia es un impuesto oculto que penaliza la actividad económica tan necesaria para la prosperidad del país.
  • Inversión estratégica en I+D+i y digitalización: Se destinarían recursos significativos a la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i), así como a la digitalización de la economía, con especial desarrollo de la Inteligencia Artificial compitiendo con el resto de países de tecnologías punteras. Se fomentarían los centros de excelencia, la colaboración entre universidades y empresas, y la atracción de talento internacional. La productividad y el crecimiento futuro dependen de la capacidad de innovar y de pretender ser los primeros a nivel mundial.

    • Ejemplo: Se crearían fondos de inversión público-privados para apoyar proyectos de investigación en áreas estratégicas como la inteligencia artificial, la biotecnología o las nuevas energías ( ya no les llamo "renovables, para no confundir con las del plan de la Agenda 2030, que además no es que sean "renovables" sino más bien intermitentes que no garantizan ninguna estabilidad y equilibro tanto en la producción como en el suministro). Se ofrecerían incentivos fiscales a las empresas que inviertan en I+D+i y se promovería la formación de profesionales en nuevas tecnologías. La visión sería que el Estado debe ser un catalizador de la innovación, no un mero regulador, porque entre otras cosas que tiene que dar prioridad el Estado, está la prosperidad económica.
  • Apertura comercial y atracción de inversiones: Se promovería una política de apertura comercial, buscando nuevos mercados para los productos y servicios españoles y atrayendo inversión extranjera directa. Se eliminarían barreras arancelarias y no arancelarias, y se garantizaría la seguridad jurídica para los inversores. La competitividad se gana en el mercado global.

    • Ejemplo: Se negociarían acuerdos comerciales bilaterales con países emergentes y se participaría activamente en foros internacionales para promover la imagen de España como un destino atractivo para la inversión. Se simplificarían los trámites para la entrada de capital extranjero y se ofrecerían incentivos fiscales a las empresas que decidan establecerse en España. La justificación sería que la inversión extranjera genera empleo, transfiere tecnología y aumenta la productividad.
  • Reforma energética y reducción de costes: Se abordaría la reforma energética con un enfoque pragmático, buscando un equilibrio entre la salvaguarda del medio ambiente y la competitividad. Se garantizaría un suministro energético estable y a precios competitivos para las empresas y los hogares, sin sacrificar la seguridad del suministro. Siendo un país de relieve montañoso y de ríos, se debería aprovechar construir el máximo de presas hidroeléctricas posibles, que además sirven para riego de la agricultura, y de dique contra casos de inundaciones. 

    • Ejemplo: Se diversificaría la matriz energética, invirtiendo en energías renovables, pero también garantizando la disponibilidad de fuentes de energía convencionales si fuera necesario, destacando que hay que preservar el medio ambiente, pero que la diversidad de energías y las compañias que las exploten compitan para dar el mejor servicio al precio más bajo. Se revisarían los costes regulados de la energía y se buscarían mecanismos para reducir el precio de la electricidad para la industria. La justificación sería que la energía es un factor clave de la competitividad, y que un coste energético elevado penaliza a las empresas y reduce el poder adquisitivo de los ciudadanos. Con relieve montañoso y ríos, nuestro país no solo debe de ser autosuficiente en energía, sino que además debe de ser capaz de generarla de forma tan abundante, que sea baratísima para todos, y que el coste sea prácticamente el mantenimiento de las infraestructuras distribuidoras. Un país no puede funcionar con insuficiente energía, y no se deben priorizar los intereses ideológicos, sino los de salvaguardar el medio ambiente, que no es incompatible con la disposición de todo el abanico de diversas energías disponibles ( y que puedan competir entre sí). 




La Incertidumbre de las Pensiones: Realismo y Sostenibilidad

Para un Maquiavelo presidente, la incertidumbre sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones no sería un problema que se pudiera aplazar o maquillar con soluciones a corto plazo. Sería una amenaza existencial para la estabilidad social y económica del Estado, una bomba de relojería que, de estallar, generaría un descontento masivo y una pérdida de confianza en las instituciones. La solución pasaría por un realismo brutal y la implementación de medidas que garanticen la sostenibilidad a largo plazo, incluso si ello implica decisiones impopulares.

Soluciones Maquiavélicas:

  • Reforma integral del sistema de pensiones: Se abordaría una reforma integral del sistema de pensiones, basada en criterios actuariales y demográficos, y no en cálculos políticos o electorales. Se buscaría un equilibrio entre las cotizaciones, las prestaciones y la esperanza de vida, garantizando la viabilidad del sistema para las futuras generaciones.

    • Ejemplo: Un Maquiavelo presidente no dudaría en plantear un aumento progresivo de la edad de jubilación, vinculándola a la esperanza de vida, o en ajustar el cálculo de las pensiones para reflejar la realidad demográfica. Si la economía mejora y genera la suficiente riqueza, habría que plantearse la posibilidad de volver a bajar la edad de jubilación, y la posibilidad de que cualquier ciudadano pueda jubilarse a cualquier edad en función de los años cotizados. La justificación, de momento, sería que el sistema actual es insostenible a largo plazo, y que es preferible tomar medidas dolorosas ahora que enfrentar un colapso total en el futuro. Se podría incluso promover un debate nacional sobre la necesidad de un sistema mixto, que combine la capitalización individual con el reparto, para diversificar los riesgos y garantizar la sostenibilidad. Desde luego, que quitando todo tipo de gastos superfluos e inútiles en mantener sectores parasitarios de la sociedad ( sindicatos, partidos, prebendas a políticos,  ONG's, funcionarios innecesarios, inmigración ilegal, etc...), hace que las pensiones de jubilación estén mejor garantizadas.
  • Fomento del ahorro privado y los planes de pensiones: Se incentivarían el ahorro privado y los planes de pensiones complementarios, a través de beneficios fiscales y campañas de concienciación. El Estado no puede ser el único garante de las pensiones, y la responsabilidad individual debe ser fomentada.

    • Ejemplo: Se aumentarían las deducciones fiscales por aportaciones a planes de pensiones privados y se promovería la educación financiera desde la escuela primaria y secundaria para que los ciudadanos comprendan la importancia del ahorro para complementar su pensión pública. Se podría incluso considerar la creación de un fondo de pensiones público de capitalización, gestionado de forma independiente, para diversificar las fuentes de ingresos del sistema.
  • Lucha contra la economía sumergida y el fraude a la Seguridad Social: Se intensificaría la lucha contra la economía sumergida y el fraude a la Seguridad Social, garantizando que todos los trabajadores y empresas contribuyan al sistema de forma justa y equitativa. La evasión de cotizaciones es un ataque directo a la sostenibilidad de las pensiones.

    • Ejemplo: Se aumentarían los recursos para la inspección de trabajo y la Seguridad Social, y se endurecerían las penas para aquellos que defrauden al sistema, como la venta callejera ilegal o cualquier tipo de empresa ilegal. Se promoverían campañas de concienciación sobre la importancia de cotizar y de trabajar en la economía formal. La justificación sería que la solidaridad intergeneracional es un pilar fundamental del sistema de pensiones, y que aquellos que no contribuyen de forma justa están poniendo en riesgo el futuro de todos.
  • Transparencia y comunicación clara: Se informaría a los ciudadanos de forma clara y transparente sobre la situación real del sistema de pensiones, los desafíos que enfrenta y las medidas que se están tomando para garantizar su sostenibilidad. La incertidumbre y la desinformación son un caldo de cultivo para el miedo y el descontento.

    • Ejemplo: Se publicarían informes periódicos sobre la situación financiera de la Seguridad Social, con datos claros y comprensibles para todos los ciudadanos. Se promoverían debates públicos sobre el futuro de las pensiones, invitando a expertos de diferentes ámbitos a participar. La justificación sería que la confianza en el sistema es esencial para su sostenibilidad, y que la transparencia es la mejor herramienta para combatir la incertidumbre y la desinformación.


La Agenda 2030: Pragmatismo, Control y Narrativa

Para un Maquiavelo presidente, la Agenda 2030, con todas sus implicaciones y las controversias que genera, no sería un dogma inamovible ni una farsa a desmantelar sin más. Sería, ante todo, una herramienta, y en todo caso algo a corregir para que no deriven en dictaduras y en exigencias no aceptadas por los ciudadanos ( por ejemplo, no poder circular por las ciudades, o la dieta a base de insectos, ...). Una narrativa global que, bien gestionada, puede servir para consolidar el poder, controlar a la población y dirigir recursos. Su enfoque sería puramente pragmático: ¿cómo utilizar o neutralizar esta agenda para el beneficio del Estado y su propio principado, minimizando los riesgos de descontento y maximizando las oportunidades de control?

Soluciones Maquiavélicas:

  • Control de la narrativa y adaptación discursiva: Maquiavelo entendería que la percepción es la realidad. No se opondría frontalmente a la Agenda 2030 si percibe que tiene un fuerte respaldo internacional o que una parte de la población la apoya, pero tampoco la impondría en lo que los ciudadanos la rechazan. En su lugar, controlaría la narrativa interna. Se apropiaría del discurso, reinterpretando los objetivos de la Agenda 2030 para que se alineen con los intereses nacionales y la consolidación de su poder. Se enfatizarían los aspectos que puedan generar consenso o beneficios tangibles, y se minimizarían o reinterpretarían aquellos que generen fricción.

    • Ejemplo: Ante la preocupación por el "relato climático que no respaldan ni confirman los científicos", Maquiavelo no negaría el cambio climático, pero sí enfatizaría la necesidad de un enfoque "realista" y "nacional" para la transición energética. Podría promover la inversión en energías renovables como una cuestión de "seguridad energética" y "autonomía nacional" (reduciendo la dependencia de terceros países), en lugar de solo una obligación climática. Se llevaría a la práctica un plan para la plantación de árboles en pueblos, ciudades, y zonas desérticas del país que contribuyen a la limpieza del medio ambiente y a equilibrar mejor el clima. Al mismo tiempo, podría financiar discretamente estudios que cuestionen los aspectos más alarmistas o costosos de la agenda, sin que parezca una oposición directa del gobierno, sino un "debate científico necesario" del cual si se acaban descubriendo nuevas razones, estar por ellas y con la vista de lo mejor para el país y sus ciudadano. Lo que no puede ser la Agenda 2030 es una dictadura impuesta, que además destroza sectores como la agricultura, ganadería, pesca, industria, turismo, etc....
  • Gestión de la soberanía alimentaria y el sector primario: Las quejas de agricultores y ganaderos serían atendidas no por convicción ideológica, sino por la necesidad de evitar un sector primario descontento que pueda generar inestabilidad. La soberanía alimentaria sería un pilar fundamental para la autonomía del Estado. Se buscarían soluciones que, aunque puedan parecer un compromiso con la Agenda 2030, en realidad fortalezcan el control estatal sobre la producción y distribución de alimentos.

    • Ejemplo: En lugar de prohibir directamente ciertos cultivos o prácticas, se ofrecerían "incentivos" y "subvenciones" para la adopción de métodos "sostenibles" que, en la práctica, permitan un mayor control sobre la producción. La "incorporación de insectos en la dieta" sería presentada como una "opción innovadora" para la seguridad alimentaria, pero nunca como una imposición, y en todo caso informando bien a la población de todo lo positivo y negativo del producto, pues igual productos procesados o bebidas azucaradas no es que sean saludables que digamos, y esto debería de saberlo el ciudadano antes de comprarlo y consumirlo. Se podría incluso crear una "reserva estratégica de alimentos" gestionada por el Estado, cuyo fin último sería el control de la cadena de suministro en caso de crisis. En todo caso la producción confiada al libre mercado y al buen hacer de las empresas que solo aspiran a ofrecer mejor producto, mejor servicio, mejor calidad, y mejor precio, es lo mejor para garantizarse de que no va a haber escasez de alimentos, y no como las actuales trabas impuestas al sector primario por parte de las políticas de "Pacto Verde" y otras menudencias por el estilo, que impiden a agricultores, ganaderos y pescadores la producción y distribución de los alimentos. España puede ser la huerta de Europa, además de su granero y su granja, y esto no podemos olvidarlo.


  • Control urbano y de movilidad: las "Ciudades de los 15 Minutos": Las "ciudades de los 15 minutos" y las restricciones de circulación serían implementadas con astucia. No se presentarían como una limitación de la libertad, sino como una mejora de la "calidad de vida", la "salud pública" y la "eficiencia urbana". El control de la movilidad es una herramienta poderosa para la gestión de la población.

    • Ejemplo: Se invertiría en transporte público si los ciudadanos lo usan mucho y en infraestructuras para bicicletas, haciendo que la restricción del coche privado parezca una "elección" conveniente y no una imposición. Se plantarían árboles y vegetación por todas las ciudades para tener un mejor medio ambiente y equilibrio climático. Se construirían mayores espacios para los aparcamientos para que el alto tráfico no creara problemas de circulación. Pero no se puede prohibir a los ciudadanos circular en el interior de las ciudades, o no poder salir de la ciudad para viajar libremente a cualquier otro lugar del país e incluso del continente. 
  • Infraestructuras hídricas y gestión del territorio: El "destrozo de presas y pantanos" y la "falta de limpieza de montes, riberas, campos" serían abordados desde una perspectiva de "gestión eficiente de recursos hídricos" y "prevención de desastres". Maquiavelo no permitiría que la ideología ambientalista comprometa la seguridad hídrica o la prevención de incendios.

    • Ejemplo: Se realizaría un estudio "científico" (controlado por el Estado) para determinar qué presas son "obsoletas" o "peligrosas" deben repararse o si es preciso derribarse, y cuáles son "esenciales" para el suministro de agua y la generación de energía, contrayendo de nuevas en cantidad suficiente para garantizarse que en el país nunca va a faltar suministro de electricidad y de agua. Las demoliciones o reparaciones se justificarían con argumentos técnicos, mientras que la construcción de nuevas infraestructuras hídricas se presentaría como una "necesidad estratégica" para la agricultura y el consumo humano. La limpieza de montes y riberas se presentaría como una "medida de seguridad nacional" contra incendios y riadas, movilizando recursos y, si es necesario, mano de obra (incluso militar) para garantizarla.
  • Moneda digital y control financiero: La "moneda digital" sería vista como una oportunidad inmejorable para el control financiero y la lucha contra la economía sumergida. Se presentaría como una medida de "modernización", "seguridad" y "eficiencia" del sistema financiero, y sin suprimir el dinero en efectivo para aquellos que lo deseen utilizar, les resulte más cómodo, e incluso con el criterio de preservar su propia intimidad al ser el dinero en metálico algo que no deja rastro.

    • Ejemplo: Se enfatizarían los beneficios de la moneda digital para la "transparencia" y la "lucha contra el fraude fiscal y el blanqueo de dinero", aunque esto no quita que pueda convivir con el dinero en efectivo. La preocupación por la "restricción de la libre circulación" o el "control total" sería tenido en cuenta, porque los ciudadanos tienen derecho a la intimidad y a no ser totalmente controlados por el Estado. Si Donald Trump no quiere moneda digital en su país es por algo: para evitar que los ciudadanos se sientan controlados, y además porque si son controlados a través de todo el rastreo del dinero digital que emplee, se le podrían imponer limitaciones y se sabría todo sobre dicho ciudadano que tiene todo su derecho a tener su propia intimidad en todo cuanto afecta a su vida personal.

En resumen, Maquiavelo no se dejaría arrastrar por la retórica de la Agenda 2030, ni la rechazaría de plano. La moldearía, la adaptaría, la corregiría, y la utilizaría como una herramienta más en su arsenal para fortalecer el Estado y su propio poder, siempre manteniendo el control de la narrativa y gestionando las percepciones para evitar el descontento masivo. La "verdad" de la Agenda 2030 sería la que más conviniera a los intereses del principado, y estos son el respeto total a la vida, la propiedad y la libertad de todos los ciudadanos.




La Falta de Libertad de Expresión: Control y Manipulación de la Información

Para un Maquiavelo presidente, la libertad de expresión no sería un derecho absoluto e inalienable, sino una herramienta poderosa que, si no se controla, puede generar inestabilidad, desinformación y desafección hacia el gobernante. Su objetivo no sería la censura abierta y brutal, sino un control sutil y estratégico de la narrativa, la manipulación de la información y la neutralización de las voces disidentes, todo ello bajo el manto de la "seguridad nacional", la "lucha contra la desinformación" o la "protección de la ciudadanía". En todo caso siempre hay una realidad: el ciudadano exige que se le diga siempre la verdad, y no se le oculten cosas, en las informaciones. No es de recibo, por ejemplo, en el tema de la delincuencia no decir nacionalidad ni edad de los delincuentes, porque esto se convierte en clara manipulación o desinformación gubernamental. El ciudadano tiene derecho a estar bien informado y a conocer la verdad, incluso comparando y contrastando las informaciones. 

Soluciones Maquiavélicas:

  • Control indirecto de medios de comunicación: Maquiavelo no clausuraría periódicos ni televisiones, pero sí ejercería un control indirecto a través de la financiación, la publicidad institucional y la presión sobre los propietarios. Se favorecería a los medios afines al gobierno y se dificultaría la supervivencia de los críticos, sin que parezca una intervención directa. Pero respetando el derecho ciudadano de recibir la mejor información, les exigiría informar con la verdad y con detalles.

    • Ejemplo: Se canalizaría la publicidad institucional hacia los medios que difundan una narrativa favorable al gobierno, mientras que los medios críticos verían reducidos sus ingresos publicitarios. Se podrían incluso utilizar fondos públicos para "rescatar" medios en dificultades, a cambio de una línea editorial más dócil. La justificación sería la "optimización de los recursos públicos" o la "promoción de la pluralidad informativa", cuando en realidad se buscaría la uniformidad del mensaje. Es lo lógico que hacen todos los gobiernos de hacer que los medios de comunicación les sean favorables, pero permitiendo y respetando la libertad y la pluralidad de medios informativos independientemente de sus fuentes de ingresos. Cuando el ciudadano siente que le transmiten información manipulada o falsa, deja de mirar televisión o de leer prensa que se presta a esa desinformación innecesaria.
  • Lucha contra la desinformación y las "Fake News": Se crearía una "agencia de verificación de hechos" o un "observatorio de la desinformación", que, bajo la apariencia de objetividad, se dedicaría a desacreditar las noticias y opiniones que contradigan la narrativa oficial, como algo de utilidad para el ciudadano, pero que no significara censura ni atentado contra la libertad de expresión.

    • Ejemplo: Ante una noticia crítica con la gestión del gobierno, la agencia de verificación la calificaría de "fake news" o "contenido engañoso", sin necesidad de censurarla directamente. Se podría incluso presionar a las plataformas de redes sociales para que eliminen o limiten la visibilidad de contenidos considerados "desinformación", argumentando la necesidad de proteger a los ciudadanos de "bulos" o "discursos de odio". Pero desde luego Maquiavelo no sería capaz de aplicarse en la censura o de limitar la libertad de expresión, para no perderse ese apoyo y el amor de los ciudadanos que tanta importancia da para el gobernante.
  • Control de redes sociales y algoritmos: Se buscaría influir en los algoritmos de las redes sociales para que prioricen los contenidos afines al gobierno y limiten la visibilidad de los críticos. Se establecerían canales de comunicación directos con las grandes plataformas tecnológicas para "colaborar" en la "moderación de contenidos" y la "lucha contra el extremismo", aunque desde luego sin que esto suponga censura o limitación a la libertad de expresión.

    • Ejemplo: Se podría proponer una "ley de servicios digitales" que obligue a las plataformas a "colaborar" con el gobierno en la identificación y eliminación de contenidos "ilegales" o "dañinos", bajo amenaza importantes sanciones, para proteger a los ciudadanos de la desinformación. Se podría incluso utilizar la inteligencia artificial para monitorear las redes sociales y detectar patrones de "disidencia" o "agitación social", permitiendo al gobierno anticiparse a posibles protestas o movimientos de oposición. No se trata de censurar o prohibir publicaciones, pero sí de advertir que determinado contenido puede ser desinformación o manipulación. 
  • Fomento de la "libertad responsable": Se promovería un discurso de la "libertad responsable", donde la libertad de expresión estaría supeditada a la "responsabilidad social" y al "respeto" a las instituciones. Se estigmatizaría a aquellos que critiquen al gobierno o a sus políticas como "irresponsables", "antipatriotas" o "negacionistas", sin excluir que forman parte de la pluralidad de contenidos que no pueden censurarse, pero sí criticarse acorde con el punto de vista o criterio de cada uno.

    • Ejemplo: Se organizarían campañas de concienciación sobre los "peligros de la desinformación" y la "importancia de la unidad nacional", utilizando figuras públicas afines al gobierno. Se podría incluso utilizar el sistema educativo para inculcar en los jóvenes una "visión crítica" de los medios de comunicación y las redes sociales, pero siempre orientada a la "supuesta protección de la verdad oficial, que busca la pluralidad y la libertad de expresión". La libertad de expresión es algo que se tiene que respetar, pero la desinformación sin ser censurada, se tiene que señalar, para que finalmente sea el ciudadano siempre deseoso de estar bien informado el que pueda finalmente juzgar.


La Inestabilidad Política y el Separatismo: Firmeza y División

Para un Maquiavelo presidente, la inestabilidad política y el separatismo no serían solo problemas territoriales o ideológicos, sino una amenaza directa a la unidad y la fortaleza del Estado. Un principado dividido es un principado débil y vulnerable a las injerencias externas y a la desintegración interna. La solución pasaría por una combinación de firmeza implacable, astucia en la negociación y, si fuera necesario, la promoción de divisiones internas entre los adversarios.

Soluciones Maquiavélicas:

  • Firmeza en la defensa de la unidad nacional: Se defendería la unidad de España con todos los medios disponibles, sin concesiones a los discursos separatistas o a las demandas de autodeterminación. La soberanía nacional es innegociable, y cualquier intento de fragmentación del Estado sería considerado un ataque directo a su integridad. España tiene su Historia, y aparentemente ninguna de sus regiones o territorio fueron separatistas. La idea de la independencia del territorio catalán, por ejemplo, fue una propuesta y aspiración de la burguesía catalana cuando se extendió la Revolución Industrial. Fue, pues, una idea de la burguesía liberal, chocando contra el tradicionalismo histórico del país.

    • Ejemplo: Un Maquiavelo presidente no dudaría en aplicar el Artículo 155 de la Constitución en caso de una declaración unilateral de independencia, o en utilizar la fuerza si fuera necesario para mantener el orden constitucional. Se perseguiría judicialmente cualquier acto que atente contra la unidad de España, y se sancionaría con dureza a aquellos que promuevan la secesión. La justificación sería que la unidad del Estado es un bien superior que debe ser protegido a toda costa, y que la debilidad ante el separatismo solo conduce a la desintegración.
  • Astucia en la negociación y promoción de divisiones internas: Se negociaría con los líderes separatistas, pero no para ceder a sus demandas, sino para ganar tiempo, identificar sus debilidades y fomentar las divisiones internas entre ellos. Se buscarían acuerdos parciales que beneficien al Estado central y que debiliten la cohesión del movimiento separatista.

    • Ejemplo: Se podría ofrecer a los partidos separatistas una mayor financiación autonómica o la transferencia de ciertas competencias, a cambio de su renuncia a la vía unilateral o de su apoyo a leyes clave en el Parlamento. Al mismo tiempo, se buscarían fisuras internas en los partidos separatistas, apoyando a las facciones más moderadas o a aquellos líderes que pudieran ser cooptados por el Estado central. La lógica sería: divide y vencerás, y utiliza las ambiciones de tus adversarios para debilitarlos.
  • Control del relato y deslegitimación del separatismo: Se combatiría la narrativa separatista con una campaña de comunicación contundente, que resalte los beneficios de la unidad de España y los peligros de la secesión. Se explicaría mejor en los centros educativos la Historia de España, y los orígenes de la corriente separatista. Se deslegitimaría a los líderes separatistas, exponiendo sus contradicciones, sus intereses personales y su falta de visión de futuro, en un mundo que tiene más tendencia a la unión entre naciones que a la separación.

    • Ejemplo: Se promoverían campañas en los medios de comunicación y en las redes sociales que muestren la riqueza cultural y económica de España, y que resalten los lazos históricos y culturales que unen a todas las regiones, las guerras que se vivieron con sus distintas causas, etc... Se utilizarían datos económicos para demostrar los perjuicios de la secesión, y se expondrían los casos de corrupción o de mala gestión de los líderes separatistas, como otro elmento más a usar para desinflar las motivaciones independentistas de algunos. La batalla por la opinión pública es crucial, y Maquiavelo no permitiría que el relato separatista se imponga sin resistencia, usando para ello un contra relato contra el separatismo, y dando mucha visibilidad a la imagen de España y lo español, junto con la riqueza cultural y diversidad de todas sus regiones. .
  • Fomento de la identidad nacional y el patriotismo: Se promovería el sentimiento de identidad nacional y el patriotismo en todas las esferas de la sociedad, desde la educación hasta el deporte. Se resaltaría la historia común, los valores compartidos y los logros de España como nación. La cohesión social es un antídoto contra el separatismo. Políticos que lleven voluntariamente el pin de la bandera española, e igual la bandera española visible por todas partes de la geografía española, en especial los edificios y lugares públicos, para recordar que somos España y estamos en España, tanto sea en la península como en las islas. 

    • Ejemplo: Se reforzaría la enseñanza de la historia de España en las escuelas, destacando los momentos de unidad y de grandeza. Se promoverían eventos culturales y deportivos que fomenten el orgullo nacional, y se utilizarían los símbolos del Estado para reforzar el sentimiento de pertenencia. La justificación sería que un pueblo unido y orgulloso de su identidad es un pueblo fuerte y resistente a las divisiones internas, y a las agresiones o provocaciones externas.



El Colapso Judicial y el Asalto a la Judicatura: Control y Eficiencia

Para un Maquiavelo presidente, el colapso judicial y cualquier intento de "asalto" a la judicatura no serían vistos como una intromisión indebida en la división de poderes, sino como una oportunidad para consolidar el control del Estado y asegurar la lealtad de una de sus instituciones más vitales. La justicia, en su visión, debe ser una herramienta al servicio del gobernante para mantener el orden y la estabilidad, no un contrapoder que obstaculice sus decisiones. La solución pasaría por una "reforma" que, bajo el pretexto de la eficiencia, garantice la sumisión del poder judicial al ejecutivo, sin que parezca una vulneración de la independencia. Y es que Maquiavelo se supone que no tendría asumido aquello de "la separación de poderes", pero debería de adaptarse a la realidad del año 2025 en el que se supone que se pretende la existencia de esta separación de poderes que equilibra o contrarresta con los demás. 

Soluciones Maquiavélicas:

  • Control estratégico del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ): Maquiavelo buscaría asegurar el control del CGPJ, el órgano de gobierno de los jueces, a través de la designación de miembros afines al gobierno. Esto le permitiría influir en los nombramientos de jueces y magistrados en los tribunales clave, garantizando que las decisiones judiciales se alineen con los intereses del Estado.

    • Ejemplo: Se promovería una reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial que, sin eliminar formalmente la independencia judicial, modifique el sistema de elección de los miembros del CGPJ para asegurar una mayoría afín al gobierno. La justificación sería la "despolitización" de la justicia o la "agilización" de los nombramientos, cuando en realidad se buscaría el control efectivo del órgano. Se podría incluso utilizar la presión mediática o las filtraciones para desacreditar a los jueces "díscolos" o a aquellos que se opongan a la línea del gobierno. La fiscalía ya está bajo control del gobierno, pues por ejemplo ya dijo Pedro Sánchez aquello de "¿la fiscalía de quién depende?, pues esto, pues ya está: depende del gobierno", y ya solo le faltaría controlar el resto de organismos judiciales para que dependieran también del gobierno y decidieran que causas se instruyen o no en los procedimientos judiciales. 

  • Agilización de la justicia y reducción de la mora judicial: Se abordaría el "colapso judicial" con medidas que, bajo el pretexto de la eficiencia, permitan al gobierno intervenir en la gestión de los tribunales. Se simplificarían los procedimientos, se aumentarían los recursos y se establecerían objetivos de rendimiento para los jueces, con el fin de reducir la mora judicial y agilizar los procesos.

    • Ejemplo: Se crearían "unidades de gestión" en los juzgados, compuestas por personal administrativo nombrado por el gobierno, que tendrían la capacidad de influir en la asignación de casos o en la priorización de los mismos. Se podría incluso incentivar a los jueces a resolver casos rápidamente, con bonificaciones o ascensos, lo que podría llevar a una justicia más rápida, pero potencialmente menos garantista. La justificación sería la "protección del ciudadano" frente a la lentitud de la justicia, cuando en realidad se buscaría un mayor control sobre los tiempos y los resultados de los procesos, y también para protegerse el gobierno y todo su gabinete y partido frente a futuras intervenciones judiciales que les podrían perjudicar.
  • Lucha contra la "judicialización de la política": Se promovería un discurso que critique la "judicialización de la política", argumentando que los problemas políticos deben resolverse en el ámbito parlamentario y no en los tribunales. Esto permitiría al gobierno deslegitimar las investigaciones judiciales que afecten a sus miembros o a sus políticas, y que es el caso de lo que busca actualmente Pedro Sánchez salpicado de supuestos casos de corrupción que afectan a su esposa, su hermano, su fiscal general, miembros de su partido y de su gobierno, etc....

    • Ejemplo: Ante una investigación judicial que afecte a un miembro del gobierno, se lanzarían campañas mediáticas que cuestionen la "motivación política" de la investigación o la "independencia" del juez. Se podría incluso utilizar la tribuna parlamentaria para atacar a los jueces que actúen contra los intereses del gobierno, generando un clima de presión e intimidación. La justificación sería la "defensa de la democracia" frente a los "poderes fácticos" o los "intereses oscuros" de la judicatura.
  • Formación y control de la carrera judicial: Se buscaría influir en la formación de los futuros jueces y en su carrera profesional, garantizando que los nuevos nombramientos sean afines a la visión del gobierno. Se promoverían los ascensos de aquellos jueces que demuestren "lealtad" al Estado y se dificultaría la progresión de los "díscolos".

    • Ejemplo: Se modificarían los planes de estudio de la Escuela Judicial para incluir una mayor carga de derecho público y de "visión de Estado", y se promoverían los nombramientos de profesores afines al gobierno. Se establecerían criterios de evaluación para los jueces que incluyan no solo su rendimiento judicial, sino también su "compromiso" con los valores constitucionales y la "estabilidad del sistema". La justificación sería la "modernización" de la justicia y la "adaptación" a los nuevos tiempos, cuando en realidad se buscaría la creación de una judicatura "domesticada" y al servicio del poder ejecutivo.



Otros Problemas de la Sociedad Española: Visión Maquiavélica General

Además de los problemas específicos ya abordados, un Maquiavelo presidente tendría una visión integral de la sociedad española, identificando otras fuentes de inestabilidad o debilidad que podrían ser explotadas o neutralizadas para el beneficio del Estado. Su enfoque sería siempre pragmático, buscando la máxima eficacia en la gestión de los recursos y la minimización de los riesgos.

Soluciones Maquiavélicas Generales:

  • Polarización social y política: La polarización, aunque a veces útil para movilizar a las bases, es un riesgo para la cohesión nacional. Maquiavelo buscaría controlar la polarización, utilizándola cuando le convenga y neutralizándola cuando amenace la estabilidad. Se fomentaría un "enemigo común" (externo o interno) para unir a la población, o se promoverían "acuerdos de Estado" en temas clave para dar una imagen de unidad.

    • Ejemplo: Ante una división social profunda, un Maquiavelo presidente podría desviar la atención hacia una amenaza externa (una crisis económica global, una tensión geopolítica) o interna (un grupo radical, un problema de seguridad nacional) para fomentar un sentimiento de unidad. Al mismo tiempo, se podría promover la imagen de un líder "moderado" y "centrista" que busca el consenso, mientras en la sombra se negocian acuerdos con los extremos para mantener el control del parlamento.
  • Desafección de la juventud y fuga de talentos: La desafección de los jóvenes y la fuga de talentos son una pérdida de capital humano y una amenaza para el futuro del Estado. Maquiavelo buscaría retener el talento y ofrecer oportunidades, pero siempre bajo el control del Estado.

    • Ejemplo: Se crearían programas de "retorno de talento" con incentivos fiscales y laborales, pero vinculados a sectores estratégicos definidos por el gobierno. Se fomentarían las vocaciones científicas y tecnológicas, pero siempre orientadas a las necesidades del país. La juventud sería vista como un recurso valioso que debe ser canalizado y dirigido para el beneficio del principado.
  • Despoblación rural y desequilibrio territorial: La despoblación rural y el desequilibrio territorial son un problema de cohesión y de eficiencia. Maquiavelo buscaría una repoblación estratégica, que garantice la presencia del Estado en todo el territorio y que optimice el uso de los recursos.

    • Ejemplo: Se promoverían incentivos fiscales y laborales para que empresas y familias se asienten en zonas rurales estratégicas, especialmente aquellas con recursos naturales o con potencial de desarrollo. Se invertiría en infraestructuras de comunicación y transporte que conecten el mundo rural con las grandes ciudades, pero siempre bajo un plan director centralizado que evite la dispersión de recursos.
  • Dependencia energética y de materias primas: La dependencia energética y de materias primas es una debilidad estratégica que compromete la soberanía del Estado. Maquiavelo buscaría una mayor autonomía, diversificando las fuentes de suministro y fomentando la producción nacional, con lo cual se opondría al Pacto Verde de la Unión Europea que les limita o prohíbe el aprovechamiento de los recursos naturales del país, entre otros, el uranio, solo por citar un ejemplo.

    • Ejemplo: Se invertiría en energías diversas y en la exploración de recursos naturales propios, incluso si ello implica un coste inicial elevado, pero que luego aportaría riqueza y prosperidad. Se buscarían acuerdos estratégicos con países proveedores para garantizar el suministro de lo necesario, pero siempre diversificando las fuentes para evitar la dependencia de un único actor, y en todo caso cuanta menos dependencia exterior, mejor. La seguridad energética y de materias primas sería una cuestión de seguridad nacional, y no ser dependientes, también.
  • Crisis de valores y cohesión social: La crisis de valores y la falta de cohesión social son un riesgo para la estabilidad del Estado. Maquiavelo buscaría fomentar un "sentido de pertenencia" y unos "valores comunes" que unan a la población, incluso si ello implica una cierta "ingeniería social".

    • Ejemplo: Se promoverían campañas de concienciación sobre la importancia de la familia, el trabajo, la cultura del esfuerzo, el respeto a la autoridad y el servicio a la patria. Se utilizarían los medios de comunicación y el sistema educativo para inculcar estos valores, y se estigmatizaría a aquellos que promuevan la división o el individualismo extremo. La vuelta al servicio militar, sería clave para inculcar esos valores, y preparar a los jóvenes a ser más autónomos e independientes para la hora de encarar correctamente la supervivencia. La cohesión social sería vista como un pilar fundamental para la fortaleza del principado.

La Perspectiva Maquiavélica sobre Líderes Políticos y Entidades Subvencionadas en España (2025)

Si Nicolás Maquiavelo observara el panorama político español de 2025, su análisis de los líderes políticos, los sindicatos, las ONG y demás entidades subvencionadas no se basaría en juicios morales o ideológicos, sino en una evaluación fría y pragmática de su utilidad para el Estado y para el gobernante. Su pregunta fundamental sería: ¿contribuyen estas figuras y organizaciones a la estabilidad, la fortaleza y la prosperidad del principado, o, por el contrario, lo debilitan y generan inestabilidad?


Análisis de Líderes Políticos Destacados

Maquiavelo evaluaría a cada líder no por sus discursos o sus promesas, sino por sus acciones y sus resultados. La "virtud" de un líder se mediría por su capacidad para adquirir y mantener el poder, para tomar decisiones difíciles y para asegurar la obediencia de sus súbditos. La "fortuna" sería un factor a considerar, pero la habilidad para adaptarse a ella y para aprovechar las oportunidades sería lo que realmente importaría.

  • Pedro Sánchez (Presidente del Gobierno): Maquiavelo vería en Sánchez a un maestro de la "fortuna" y la "astucia". Su capacidad para mantenerse en el poder a pesar de la adversidad, para tejer alianzas improbables y para reinterpretar sus propias promesas con sus famosos "cambios de opinión", sería digna de estudio. Lo alabaría por su pragmatismo y su habilidad para navegar en un entorno político fragmentado. Sin embargo, también señalaría su dependencia de pactos inestables y la polarización que genera como debilidades que podrían, a la larga, minar la estabilidad del principado. Su constante adaptación y su falta de "fe" (en el sentido de coherencia ideológica) serían vistas como virtudes necesarias para la supervivencia política, pero también como un riesgo si el pueblo percibe una falta de principios.

    • Ejemplo: La gestión de la pandemia, la negociación con los partidos independentistas para la investidura, su forma de sortear la deuda pública, o la aprobación de leyes controvertidas, serían ejemplos de su habilidad para "usar la zorra y el león" ( la astucia y la fortaleza, o la perfidia y la decisión) según la necesidad. Maquiavelo le aconsejaría consolidar su base de poder y reducir su dependencia de aliados volátiles, incluso si ello implica tomar decisiones más impopulares a corto plazo.
  • Alberto Núñez Feijóo (Líder de la Oposición): Maquiavelo analizaría a Feijóo como un líder con potencial, pero con una "virtud" aún por demostrar en el ámbito nacional. Su experiencia en la gestión autonómica con mayorías absolutas sería un punto a favor, pero su incapacidad para capitalizar el descontento y para forjar una alternativa sólida al gobierno actual sería una debilidad. Lo criticaría por su falta de audacia y por no ser lo suficientemente "temido" por sus adversarios. Le recordaría que imponer la vacunación obligatoria con multas de hasta 600.000 euros a quien se negara, y lo de retirar de la circulación los coches de más de 10 años, son dos losas muy impopulares con las que tiene que ir arrastrando.

    • Ejemplo: Su estrategia de "moderación" y "consenso" sería vista como una debilidad si no logra movilizar a sus bases y atraer a los votantes indecisos. Maquiavelo le aconsejaría ser más "león" (fuerte) y menos "zorra" (falsedad), es decir, ser más contundente en sus críticas y más decidido en sus propuestas, incluso si ello implica un mayor riesgo de polarización. Lo de preferir pactar con los socialistas antes de que con VOX no parece que le favorezca, y al final ya muchos tienen asumido que votar Partido Popular es lo mismo que votar PSOE, siendo que ambos tienen un superior común: Ursula von de Leyen que les da indicaciones de la política que deben de seguir y salvaguardar, en especial lo que llaman "Agenda 2030". 
  • Santiago Abascal (Líder de Vox): Maquiavelo vería en Abascal a un líder que ha sabido capitalizar el descontento y la frustración de una parte de la población. Su discurso firme y su capacidad para movilizar a sus seguidores serían virtudes, incluso las de pactar con el PP para conseguir desbancar a la izquierda del poder. Maquiavelo consideraría a Abascal un "príncipe" con una base sólida, pero con dificultades para expandir su influencia por la negativa o traición del PP, y por haber un espectro electoral fuerte de izquierdas y separatista.

    • Ejemplo: Su oposición frontal a la inmigración ilegal o a la Agenda 2030 sería vista como una estrategia eficaz para movilizar a sus votantes, pero también como un obstáculo para la negociación y el consenso con el resto de partidos que si acatan dicha agenda. Maquiavelo le aconsejaría ser más pragmático y buscar alianzas estratégicas, incluso con aquellos que no comparten todas sus ideas, si el objetivo es alcanzar el poder.
  • Yolanda Díaz (Líder de Sumar): Maquiavelo analizaría a Díaz como una líder con una base de apoyo ideológica, pero con una "fortuna" incierta. Su capacidad para movilizar a la izquierda y para negociar con el PSOE sería una virtud. Sin embargo, la fragmentación de su espacio político y su dependencia de la figura de Sánchez serían una debilidad. La vería como una "princesa" con ambiciones, pero con un camino aún por consolidar a pesar del desgaste de su popularidad participando con el gobierno Sánchez.

    • Ejemplo: Su intento de unificar a la izquierda a través de Sumar sería visto como un movimiento estratégico, pero su dificultad para consolidar un liderazgo claro y para superar las divisiones internas sería un obstáculo. Maquiavelo le aconsejaría ser más "león" en la defensa de sus intereses y menos "zorra" en la negociación, para evitar ser absorbida por el partido mayoritario. Claro que con lo de PODEMOS y el resto de conglomerados de organizaciones de izquierda hace que sea posible aquello de "divide y vencerás", que no favorece a Yolanda Díaz.



Sindicatos, ONG y Entidades Subvencionadas

Maquiavelo no tendría una opinión preestablecida sobre estas entidades, sino que las evaluaría en función de su impacto en la estabilidad y el poder del Estado. Su pregunta sería: ¿son estas entidades herramientas útiles para el gobernante, o, por el contrario, son focos de inestabilidad o de gasto improductivo?

  • Sindicatos: Los sindicatos serían vistos como una fuerza que, si no se controla, puede generar inestabilidad social y económica, siempre que cuente con las actuales subvenciones públicas, puesto que si dependieran de las cuotas de los afiliados serían muy débiles y prácticamente irrelevantes en la sociedad española. Maquiavelo buscaría cooptarlos o neutralizarlos. Si son afines al gobierno, los utilizaría como correa de transmisión para sus políticas y para mantener la paz social. Si son críticos, buscaría dividirlos o desacreditarlos, aparte de quitarles toda fuente de financiación pública.

    • Ejemplo: Se podría ofrecer a los sindicatos afines subvenciones y participación en mesas de diálogo, a cambio de su apoyo a reformas laborales o a políticas económicas impopulares. A los sindicatos críticos se les podría negar el acceso a la financiación pública o se les expondría públicamente sus contradicciones o sus intereses corporativos. La huelga sería vista como una amenaza al orden que debe ser reprimida con firmeza si es necesario. Sin menoscabo de la financiación de algunos sindicatos de pega, para ser visibles de cara a la galeria.
  • ONG (Organizaciones No Gubernamentales): Las ONG serían evaluadas por su utilidad. Aquellas que realicen labores sociales o humanitarias que el Estado no puede o no quiere asumir, serían toleradas e incluso subvencionadas, siempre y cuando no interfieran en la política o generen críticas al gobierno. Aquellas que promuevan agendas contrarias a los intereses del Estado o que generen inestabilidad, serían neutralizadas. Por eso un liberal que es enemigo del intervencionismo, tendría mucho menos de maquiavélico. 

    • Ejemplo: Las ONG que trabajen en la integración de inmigrantes o en la ayuda a colectivos vulnerables podrían recibir financiación, siempre y cuando su labor no cuestione las políticas migratorias del gobierno o genere un "efecto llamada". Las ONG que critiquen la política exterior del gobierno o que promuevan agendas "globalistas" serían investigadas por su financiación y, si es necesario, desacreditadas públicamente. La justificación sería la "transparencia" o la "seguridad nacional".
  • Entidades Subvencionadas (en general): Maquiavelo sería extremadamente cauto con la subvención de cualquier entidad. Solo aquellas que demuestren una utilidad clara para el Estado, ya sea en la promoción de la cultura nacional, la investigación estratégica o la cohesión social, la atención a los discapacitados o a enfermedades como el cáncer, recibirían financiación acompañado de una rigurosa auditoria con la que rendir cuentas al gobierno y al parlamento por las subvenciones otorgadas. El resto sería eliminado sin contemplaciones.

    • Ejemplo: Se auditarían rigurosamente todas las entidades que reciben dinero público, exigiendo resultados tangibles y una justificación clara de su utilidad. Aquellas que sean consideradas "chiringuitos" políticos o que no demuestren un retorno social o económico claro, verían suspendida su financiación. La justificación sería la "optimización de los recursos públicos" y la "lucha contra el despilfarro". La cultura, el deporte o la investigación serían subvencionados si contribuyen a la "grandeza" del Estado o a la "unidad nacional", pero no por mero "interés cultural" o "científico" abstracto.



Conclusión: El Gobernante y la Realidad Española

El ejercicio de imaginar a Nicolás Maquiavelo como presidente del gobierno en la España de 2025 nos ha permitido explorar una visión del poder despojada de idealismos y centrada en la eficacia. Para Maquiavelo, el Estado es la máxima expresión de la voluntad colectiva, y su conservación y fortalecimiento son el objetivo primordial de cualquier gobernante. En este sentido, los problemas que aquejan a la sociedad española no serían obstáculos insalvables, sino desafíos que exigen una respuesta pragmática, audaz y, si es necesario, implacable.

Desde la inmigración ilegal hasta la Agenda 2030, pasando por la deuda pública, la delincuencia, el desempleo, el deterioro de la sanidad, los bajos niveles educativos, la corrupción, la falta de vivienda, la crisis económica, la incertidumbre de las pensiones, la falta de libertad de expresión, la inestabilidad política y el colapso judicial, cada uno de estos desafíos sería abordado con una lógica fría y calculadora. La "virtud" del gobernante se manifestaría en su capacidad para adaptarse a las circunstancias, para tomar decisiones impopulares si son necesarias para el bien del Estado, y para mantener el control de la narrativa y la percepción pública.

La opinión de Maquiavelo sobre los líderes políticos actuales no se basaría en sus ideologías o sus promesas, sino en su capacidad para adquirir y mantener el poder, para navegar en un entorno complejo y para asegurar la lealtad de sus súbditos. Los sindicatos, las ONG y demás entidades subvencionadas serían evaluadas en función de su utilidad para el Estado, siendo cooptadas o neutralizadas según convenga a los intereses del gobernante.

En última instancia, la lección de Maquiavelo para la España de 2025 es que el poder no es un fin en sí mismo, sino una herramienta. Una herramienta que debe ser utilizada con inteligencia, astucia y determinación para garantizar la estabilidad, la prosperidad y la seguridad del principado. No se trata de un manual de ética, sino de una guía para la acción, para aquellos que asumen la inmensa responsabilidad de gobernar en tiempos de incertidumbre. La política, en su esencia, es el arte de lo posible, y un gobernante maquiavélico no dudaría en explorar todos los caminos para alcanzar sus objetivos, siempre con la mirada puesta en el fortalecimiento del Estado y en la consolidación de su propio poder.


XAVIER VALDERAS, junio de 2025.



EL GOBERNANTE ( RESCATANDO A MAQUIAVELO EN LA ESPAÑA DE 2025), por XAVIER VALDERAS

"EL PRINCIPE", por Nicolás Maquiavelo. (Para acceder al libro, cliclear en la frase de encima, o en la imagen que se observa a con...